La nueva Fe que está a punto de recibir sus primeros pacientes ha costado cerca de 400 millones, un esfuerzo titánico de la Generalitat con el dinero de todos que seguro que habrá valido la pena. Siete años de obras, una tele de plasma en cada habitación y un psicólogo en cada planta. Y en el momento de abrir las puertas y ni la EMT, ni FGV, ni Renfe, ni nadie han hecho absolutamente nada para que la gente llegue hasta el lugar. Canta Madonna en Cheste y hay trenes especiales; hay castillo de fuegos y FGV y EMT se vuelcan; abre La Fe y no se mueve nadie. La línea 37 de la EMT (con una flota de 400 autobuses) duerme el sueño de los justos y no se sabe por qué no arranca. Para colmo, la Generalitat, promotora del cacareado «tranvía orbital» por el bulevar Sur de Valencia, decide sustituirlo por un autobús provisional... ¡en un trazado urbano desde la avenida de Burjassot al Cabanyal! para llegar al hospital ¿Es que nadie piensa ahí?