Contada desde la reducción del ignorante, la teoría del huevo cósmico viene a decir que hace miles de millones de años, lo que hemos llegado a ser estaba concentrado en un puño de energía tan extraordinaria que al reventar como sólo revientan las cosas que no pueden seguir espesando, es decir, a lo bestia, aún hoy sigue expandiéndose. Pero ojo, dicen los científicos que del Big Bang pasaremos al estrujamiento original, y que lo que hoy conocemos por universo acabará contrayéndose otra vez hasta formar otro huevo cósmico, el Big Crunch. Y así hasta el empacho. Es la teoría de Telecinco. Nació de una concentración tan fenomenal de porquería que aún hoy sigue expeliendo mierda, pero no hasta el punto de haberlo visto todo, ni mucho menos, porque cada año, cada mes, nos sorprende con novedosas propuestas que se expanden hacia el precipicio donde se arroja la porquería. Pillo un día a Emma García sentada en su escalera como reina que es de ese infesto palomar pringado de excrementos muy corrosivos diciendo que viendo lo que ve, igual que hacen un programa de amor podrían hacer un programa de humor. El día que la pillé me encontré a Pipi Estrada tocado con un sombrero cordobés rojo, a una de las fulanas de Mujeres y hombres con maquillaje prostibulario, y a los chonis del programa, rebuscados en no sé qué mundos, pero que no parecen de por aquí, señalando paquete abiertos de patas. Tal concentración de infamia y mal gusto no puede acarrear nada bueno.

No sé cuántos años lleva abierta esa casa de citas, pero juro por Stephen Hawkins que no sé quién es tronista, ni lo que significa, ni lo que supone, ni qué méritos ha de tener, ni cuánto dura en el trono, y ni si se expande en el tiempo como una eternidad que se nos escapa al resto, que ni por carambola aspiramos a tronistas, Paolo Vasile nos libre. Sigo sin saber cómo funciona ese microcosmos macarra. Pero sigamos avanzando. Al escritor danés Halthorb S. Jaelae se le atribuye la teoría del huevo duro, que viene a decir que cumplir años significa ir cociéndose más, cerrar paredes, aislarte, algo así como un huevo, que por mucho que lo tengas en la olla dando saltos en el agua caliente, no se endurecerá más. Con los años pasa igual. Ya tienes tus principios morales, tu idea política, tus creencias y descreencias, tu ritmo marcado en la vida. Eres un huevo duro. Sin embargo, de repente, quizá un amor, quizá un viaje, un libro, un accidente, hace que te tambalees, que tus ideas se resquebrajen, que tus creencias se desconchen, y de nuevo vuelves al desorden, al caos, la curiosidad, y la incertidumbre juvenil. De golpe, no eres un huevo duro sino un huevo pasado por agua. ¿Qué será en este sin vivir de aguas alborotadas Rosa Benito, más huevo con callo o más huevo al baño maría? Da igual. En cualquier caso, nada nutricional.

Por el contrario, María Teresa Campos, que sigue en sus cosas la tarde del sábado en Telesteban, cree que es un huevo pasado por agua, pero cualquiera que tenga paciencia para seguirla advierte que es un huevo duro, duro como el cemento, y aunque intentan animar el cotarro gritando ¡Qué tiempo tan feliz!, a casa sólo llega el hediondo tufo de los muertos maquillados como muñecas antiguas. Fíjense si están por la labor de darle un aire festivo, novedoso, rompedor, y que atraiga a la multitud, que el jovenzuelo y siempre afectado Carlos Ferrando hace lo que nunca hemos visto hacer, contar sus vivencias personales junto a famosos incuestionables, desde Marujita Díaz, que ya va por los platós contando su última resurrección, a Sara Montiel, que ya no puede ni salir de casa, salvo para poner denuncias a este y al otro. ¿Ven? Lo nunca visto. El Big Bang de Telecinco aún sigue su curso por el espacio y el tiempo siderales, y aunque huevo expandido, huele a huevo duro, con corteza, inexpugnable, pero alcanzando todas las esquinas de su universo. Alguien se tira un cuesco en lo de Emma, y enseguida, con la boca abierta, está al final de la órbita esperándolo Santi Acosta, ejemplar representativo del ser sin sustancia gris, pero siempre alerta, batallando para defender su trozo de aliviadero donde picotean las gallinas cagonas.

A Enemigos íntimos aún no han acudido políticos. Por ahora han ocupado sus asientos alguna potra que se quita el jaique aunque no lo exija el guión y algún vivales como Antonio Tejado, conocido en el submundo por la coyunda que mantuvo con Rosario Mohedano, otra alpargata de almacén barato, y gentes dispuestas a disparar a su puta madre si por ello cobran un buen pellizco. Basura. Hace un tiempo nadie en su juicio se atrevió a decir que a La Noria subirían primeras autoridades, ministros, candidatos. Ya lo han hecho. ¿Cuánto tardarán en acudir a la llamada de Santi Acosta? Quien sí tendría que hacerlo sin tardanza es el portavoz de los obispos, el santo Juan Antonio Martínez Camino, que ha vuelto al candelabro por defender los huevos ajenos cuando tendría que preservar los suyos. En una de estas lo va a coger su dios del gaznate y le va a poner los huevos de corbata por igualar a los pecadores, ya sea que no paguen al banco, roben una fruta de la tienda, o un cura hurgue el pernil de los niños hasta encontrarles lo que andan buscando. Con que la pederastia es comprensible porque todos somos pecadores. Hay que ser canallas. Ese gran cínico no paga sus culpas ni acudiendo seis meses sin ver un euro a Enemigos íntimos, donde los chafarderos lo pondrían a remojo. Pero nada de esa criatura diabólica es aprovechable. Al contrario de los huevos, como demuestran este mes en Canal Cocina, dedicado a sus valores nutricionales, a sus múltiples utilidades gastronómicas. Los cocineros Ángel Palacios, Carlos Valenti, Nino Redruello, Kisko García, y Ricard Camarena, aprovechando que el viernes pasado fue el Día Mundial del Huevo han decidido mostrarnos su mundo fascinante. ¿Pero sólo de gallina? ¿Y el de otras aves, y el de los insectos, y el inquietante huevo de reptil? Que lo toquen. Hay reptiles con aspecto humano. Mola un huevo.

Diferencias

Siempre me pasa igual con Juan Manuel de Prada. Lo confundo con José Manuel Parada. ¿Es grave, doctor? ¿A ustedes les pasa igual? El primero es un tipo serio, muy serio, que tiene tribuna, creo que triple, en Net TV, la cadena ultraconservadora. El otro la tiene en algún colector de residuos de Telechoni. ¿Diferencias? Las hay. El primero hace méritos para ser más extremista que Carlos Dávila. El segundo… ahí va tirando.