La ex ministra Carmen Alborch lo tenía claro el pasado día 9 a la salida del acto institucional que tuvo lugar a partir de las 10 de la mañana y donde los políticos y la sociedad civil estuvieron representados debidamente en un salón absolutamente abarrotado de participantes. Por lo que respecta a los sindicatos, tan sólo CC OO del PV y el Sindicato Independiente CV (primera y tercera fuerza, respectivamente) acudieron a la cita a pesar de que UGT-PV, USO-CV y CSIF habían recibido invitación. ¿Descortesía? ¿Posición de principio? En cualquier caso, quienes se encargan del protocolo deberán tenerlo en cuenta para el futuro.

Quienes estuvimos en la sala pudimos oír —con voz clara y alta de Carmen— su comentario textual: «Y ahora tendremos que ir a esa "cosa" donde nos insultan». No había que ser excesivamente imaginativos para saber que, a continuación, venía la procesión cívica (por supuesto) encabezada por la Señera y que congregó, según las informaciones publicadas, alrededor de 90.000 valencianos.

Carmen Alborch vaticinaba también, con esa frase, lo que ocurriría en Madrid el día 12 con Rodríguez Zapatero: el rechazo —cada día más generalizado— que concita el presidente del Gobierno y el partido que le viene dando soporte, aunque cada día con más descuelgues y menos apiñamiento. Sendas encuestas, publicadas por medios tan dispares como los diarios La Razón o Público, daban al PP más de 13 puntos de ventaja frente al partido socialista apuntando —además— en el primer caso la mayoría absoluta del primer partido de la oposición. Si a esto añadimos la caída en picado de la popularidad del presidente de Gobierno, superado por todos los políticos de relieve, y la rebelión de las bases (el presidente de Castilla-La Mancha como paradigma) podemos intuir la mofa y escarnio de quien el 12 de octubre hubo de entrar por la puerta trasera y movilizar los himnos militares a todo volumen para minimizar el generalizado estado de cabreo de la ciudadanía.

Hay quien dice que desde Godoy acá no ha habido político más nefasto para los intereses españoles. Algún comentarista se remonta a los Reyes Católicos y hay quien fija el calendario en Indibil y Mandonio. Gusto para todos. Lo cierto es que el mandato de Rodríguez Zapatero toca a su fin y que la soledad del que fuera corredor de fondo es sonora. Por eso los abucheos, silbidos y descortesía del día 12. Una persona con dignidad presentaría sus credenciales de dimisión y se volvería al León de la infancia permitiendo un relevo ordenado desde la regeneración y la sintonía ciudadana.Cuanto más tarde en irse, más 9 y 12 de octubres tendrán que soportar y mayor deterioro sufrirá el PSOE.

Carmen Alborch ha dado en el clavo al publicar sus opiniones en fechas tan señaladas y trasladar al espacio sus sentimientos de flagelación y martirio. Los valencianos no quieren al PSPV ni los españoles a Rodríguez Zapatero. Vientos de cambio.