El actor Guillermo Toledo, Willy para los allegados y amigos, declaró hace días que Mario Vargas Llosa es uno de los mejores escritores a los que ha tenido acceso y, a la vez, un derechista muy peligroso. Como eso de tener acceso, hablando de escritores, debe referirse a sus libros, nos encontramos una vez más con el enfrentamiento entre calidad literaria y valores humanos. La peligrosidad de Vargas Llosa tiene como vehículo más notorio el de sus ideas políticas expresadas en su mayor parte a través de las columnas que publica en la prensa. Pues bien; imaginemos que en lugar de las críticas dirigidas a Fidel Castro y a Hugo Chávez, Mario Vargas Llosa hubiese puesto a caer de un burro a Martin Luther King, Gandhi, Nelson Mandela y, si es necesario, a Jesús de Nazaret. ¿Cambiaría algo el contenido de «Conversaciones en la catedral» o «Pantaleón y las visitadoras»?

Aunque, claro es, cabría pensar que la pregunta es tramposa, que para escribir «La fiesta del chivo» hay que mantener antes una postura moral de asco y rechazo hacia los dictadores —en especial, los que unen a sus ansias de poder la condición de pederastas. Pero no tiene por qué ser así. Por un lado, la capacidad de los novelistas para tirar del oficio ideando mundos ajenos a su realidad personal es harto conocida. Por añadidura, el saco en el que entran las actitudes políticas es del todo elástico, con posturas de alabanza propia y condena ajena que apenas conocen límite alguno.

Así que la peligrosidad que Guillermo Toledo ve en el último premio Nobel de Literatura es probable que tenga que ver en particular con el hecho de que las opiniones vertidas por este último respecto de quienes presiden gabinetes populistas en la América Latina se oponen por completo a lo que cree y apoya el actor. Pero sucede que para calificar de derechista a Vargas Llosa habría que conceder la condición de izquierdoso a Chávez, cosa difícil de someter a prueba salvo que concluyamos qué quiere decir eso más allá de los tópicos carentes de utilidad.

¿Es más democrático, solidario y progresista Guillermo Toledo que Mario Vargas Llosa? Resulta bien probable que, en términos generales, quienes ensalzan la revolución cubana y quienes se extasían ante la promesa de libertad que la Constitución estadounidense proclama se consideren por igual partidarios del progreso y defiendan que la dignidad humana es uno de los valores más sagrados que existen. En ese terreno sería muy difícil decidir quién ha hecho más por el progreso de las dignidades si hemos de elegir sólo entre uno y otro. Pero por fortuna no tenemos que hacerlo. Lo que cuenta es lo que se recogía al principio de estas líneas: que Vargas Llosa es uno de los escritores más exquisitos a los que se pueda tener acceso. Que leyendo sus novelas uno puede sentirse orgulloso de compartir época y sentimientos con él. Y, ya que entramos en eso, que Willy Toledo, en todas las películas que he visto de él, está que se sale.