El «Anuario de la Cocina de la Comunidad Valenciana» de Antonio Vergara se consolida año tras año como referencia gastronómica. Sus apartados, trascendiendo la geografía valenciana, marcan recorrido por locales, incluso hornos y ultramarinos, superando el viejo concepto de bar-restaurante. Ahora bien, nuestro amigo Vergara se olvida en su libro de un sector en alza. No dice nada de las casas de comida preparada. Se nota que lleva a María José a comer por ahí, pero no le trae la comida a casa para no tener que fregar platos.

Realmente las casas de cocina «pret-a-porter» son decepcionantes. Los experimentos no han resultado satisfactorios, como el de Carlos Jericó en un local vecino a su pastelería. Incluso Vicent Marqués, excelente escritor y cocinero con casa abierta en la Canyada, confesaba que la gente prefería cantidad a calidad. Pocos van defendiéndose, como la fideuà que prepara los sábados el horno Gimeno de Dr. Zamenhof. Pero hay una excepción a reseñar en todo este panorama, el establecimiento «Al Paladar» sito en Benimaclet. Un saludable equipo femenino prepara cada semana unos menús impresionantes que van variando cada mes.

Traemos esta casa a la sección por el habilidoso uso de las especias que realiza «Al Paladar» en sus platos y la importancia que tienen dichos productos en la cocina afrodisíaca. El alcalde de Enguera Santiago Arévalo proclamó que el aceite de oliva de su pueblo era el responsable de la potencia sexual del pornostar Nacho Vidal. Mucha gente comenta que los menús variados de «Al Paladar» mejoran ampliamente la vida íntima de las parejas, y de aquí arranca el éxito que les acompañan. Sólo el dictamen del sabio Vergara podrá corroborar lo cierto de estas afirmaciones.

La cocina erótica ha sido protagonista de muchos episodios de la historia valenciana. Quizá el más sonado sea el protagonizado por doña Germana de Foix y su obsesión enfermiza por quedarse embarazada de su primer marido, el rey don Fernando del católico. La razón no era baladí. Si hubiera engendrado un niño este hubiera sido considerado heredero de la Corona de Aragón, por la inquietud que tenían los nobles aragoneses de liberarse de la unión con Castilla.

Cuentan los historiadores antiguos que doña Germana hacía ingerir a su marido todo producto que se considerara apto para estimular su vida sexual, el resultado final fue la propia muerte del monarca por empacho. La víspera del óbito doña Germana le preparó unas turmas de toro que le resultaron fatales. El rey don Fernando el Católico, viudo de Isabel, falleció prematuramente por culpa de los estimulantes ingeridos.

El próximo año me ofrezco a Toni para ampliar estos temas en una colaboración de su magno «Anuario». Aunque como le he comentado muchas veces a García Vidal, jefe de publicidad, una cosa muy útil para esta sociedad tan casquivana sería la publicación de un «Anuario Sexológico de la Comunidad Valenciana» y anotar minuciosamente los lugares de supuesta perdición. Todavía no estamos maduros para esto. Aún tiene mejor predicamento el buen yantar antes que el buen holgar.