El presidente de Lo Rat Penat, Enric Esteve, pronunció anoche un discurso de calado que estableció una distancia hasta ahora insólita entre esta organización cultural y las formaciones políticas defensoras de sus posicionamientos lingüísticos secesionistas. Este distanciamiento se pronuncia días después de que la sede de la institución amaneciese con pintadas en las que se le acusaba de «catalanista» por haber invitado a pronunciar una conferencia al profesor de la Universidad de Valencia Abelard Saragossa. Esteve calificó a los autores de esa pintada de «aniquiladores de la libertades del pueblo valenciano».

Es la inauguración de los Jocs Florals más convulsa desde el golpe de mano que retiró de la dirección de Lo Rat Penat a la directiva encabezada por Emili Beut y Enric Soler i Godes. Ahora, los herederos de aquella defenestración ven cómo la historia puede volver a repetirse. Tras alimentar durante décadas el «blaverismo» más radical, cualquier posición conciliadora, aunque no represente en ningún caso la renuncia a los principios propios, es vista por esos sectores poco menos que como una traición.

Queda por ver cuál es la reacción de los aludidos por Esteve en su discurso y dentro de la propia organización que en el acto de anoche vivió una aproximación a la normalidad, con la presencia no sólo de la consellera de Cultura, sino también, y por primera vez en muchos años, de representantes socialistas en lo que puede ser otro signo de conciliación social.