El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, fue dura y justamente criticado por su tardía reacción frente a la crisis, pero las comunidades autonómicas siguen, dos años después, sin ser conscientes de la magnitud de la recesión económica más grave de las últimas décadas. La deuda de los gobiernos regionales sigue al alza y ya araña el tope máximo fijado por la Unión Europea en el Tratado de Maastrich. En este contexto, la moderación del crecimiento de la deuda valenciana registrado en el último trimestre no alivia la preocupación y el recelo que despierta la gestión del Consell.

La Comunitat Valenciana ostenta el ignominioso liderazgo entre las comunidades autónomas con mayor porcentaje de deuda en relación al Producto Interior Bruto (PIB). Tal demérito no sólo diluye el discurso de una generación de políticos que no cesa de reivindicar el territorio como un paraíso único, grandioso e incomparable —palabras que repite machaconamente la propaganda oficial— sino que compromete tanto la superación de la crisis como la acción de gobierno de las próximas legislaturas.

El endeudamiento de la Generalitat ya alcanza los 16.365 millones de euros, cifra que se amplía hasta los 19.039 millones si se suma la deuda de las empresas públicas (como la Ciutat de las Ciencias o la manirrota RTVV) sujetas a ingresos comerciales, cuya contabilidad se computa aparte. En cifras absolutas sólo nos vemos superados por Cataluña, cuyas magnitudes de deuda son exorbitantes. ¿Hasta cuándo?