El Ayuntamiento de Valencia ha confirmado que construirá un «centro de interpretación» de Velluters, una especie de moderno museo sobre el barrio, dentro de un proyecto para unir la plaza del Pilar a Guillem de Castro con un coste de unos 5 millones de euros. Cualquier operación que haga más permeable una de las zonas más degradadas de la capital ha de ser bienvenida. Sin embargo, sorprende de forma notable el proyecto de este nuevo museo previsto a pocos metros del edificio semirruinoso del Colegio del Arte Mayor de la Seda, un Bien de Interés Cultural que no parece interesar a nadie.

Según el presidente de la entidad depositaria del arte de la seda, el que sentó las bases de la Valencia próspera que construyó la Lonja para los mercaderes del fino tejido, con solo uno de los cinco millones previstos en el nuevo museo habría suficiente para rescatar el inmueble y devolverle su espléndida dignidad, convirtiéndolo en el verdadero museo del barrio, un monumento en el que exhibir cerámica singular, telares, útiles, encajes, bordados y las sedas que brillan en el vestido tradicional de valenciana.

Ni la Generalitat cumple sus obligaciones hacia ese elemento de patrimonio ni el ayuntamiento le da el calor que se le va por la boca hacia otros organismos. La titularidad privada del colegio parece ser el obstáculo para la subvención pública, aunque eso no haya sido una traba a la hora de rehabilitar patrimonio eclesiástico. Si el camino es el convenio de uso conjunto, que se pacte. Cualquier cosa antes que tirar el dinero.