Tiene razón Alfonso Rus cuando dice que «todo lo que sea cortar emisiones no es positivo», aunque no sepa qué pretende el napoleoncillo de Xàtiva con su desmarque de un gobierno —el de Nuestro Amado Líder— que ha extirpado la TV3 del territorio valenciano. Digo extirpado porque en esos ámbitos toda forma de vida catalana (y hasta su misma sombra ominosa) la consideran infestación y desencadenante del chasquido de la podadera: en el antiguo Psiquiátrico de Bétera había internos que presentaban un cuadro mucho menos preocupante que el suyo. Cosas que hay que descartar de entrada: Rus no pretende contribuir a la catalanización de los valencianos, no hace mucho hubo de enfrentarse a un juez por permitirse una expansión de sus bajos instintos homicidas en relación con los maestros. Otra cosa que tampoco creo: que la Administración autonómica, entregada al impago y la mora, la insolvencia y la ruina, haya descubierto una interesante fuente de financiación… en Cataluña. La impactante voracidad recaudatoria —tan visible en la alcaldesa que mueve cada día a sus grúas y guindillas como si fueran soldados de la Reina de Corazones buscando el trigo escondido de los labriegos— no les duraría mucho: a la segunda multa a Eliseu Climent ni la sagrada invocación de la patria sería suficiente para que nuestros vecinos del norte se rascaran la faltriquera.

Lo que nos lleva al principio, esto es, a la profesión de odio. La enfermedad mental no delinque, pero la prédica del odio en razón de las diferencias de sexo, creencia o pertenencia, sí. Y no digamos el uso de pretextos técnicos —como los múltiplex, la reciprocidad, la banda de frecuencias, a mí no me pregunten, yo no soy antenista— para violar el precepto constitucional acerca de la libre circulación de ideas e informaciones, tan amplio y bien parido que es dudoso que un puñado de mequetrefes adictos al edicto y dados al eructo en papel de barba puedan deslucirle ni tan solo una coma. Estamos ante una gentecilla que ha pisoteado el Derecho y la Carta Magna. Yo no me quedaría quieto.