Las huelgas de metro y EMT en Valencia han dejado de ser noticia hace tiempo. Noticia es la novedad, pero en la capital existe la sensación de que los paros del transporte público empezaron en septiembre, como el curso, y acabarán en junio. Y ni se sabe ya por qué son. Así que el personal se ha dado al Valenbisi. Los paros se han calcificado, como las fracturas mal curadas. En los autobuses de la EMT la cosa empezó porque el grupo de conductores estaba cabreadísimo con los inspectores, a quienes les iban a subir el sueldo. En el metro, el motivo inicial de la protesta era algo así como que la empresa había decidido que el personal abandonara las peceras de cristal en las que venden billetes y saliera al vestíbulo y a los andenes a ayudar a la gente. Como decía Jesulín, im-presionante. Si el transporte público funciona de forma impredecible, la gente empieza a pasar de él. Ahora, como todos los años, huelga completa en Fallas. Y como todas las semanas, cero responsables.