En la contraportada de un diario económico leo una entrevista con el legendario Lolo Sainz, exjugador y extécnico de baloncesto, en la que sentencia: «Si sólo intentas mantenerte, acabas muriendo». Antes de que se produzcan malos entendidos, aclarar que no va dirigida expresamente a Ripoll. En estos tiempos, Sainz se dedica a entrenar a directivos dándoles la charla sobre los valores que pueden trasvasar, desde el deporte, a sus factorías: «A los entrenadores muchas veces se nos ve más como gestores de técnicas y tácticas, y menos como gestores de recursos humanos, pero la tarea esencial tiene mucho que ver con el modo de gestionar a las personas que están a tu cargo. Ahí entran valores como el trabajo en equipo, la forma de enfocar el liderazgo, la comunicación... Dirigir egos es más importante que saber atacar una zona».

Viendo el comportamiento que se traen el todavía presi de la Dipu de Alicante y la alcaldesa Castedo, no es extraño que el gurú de lo que sobrevuela en esta campaña sea un entendido en rebotes. Pero dentro de este clima proverbial, en el que Camps ha anunciado que si revalida recorrerá a pie toda la Comunitat y el internauta que más suave le ha contestado ha sido para decirle que no se detenga en el último pueblo, que siga, que siga, Castedo ha cogido las huellas altisonantes de aquél marcando una ruta que no sabemos adónde le llevará. Es como si ante la incomparecencia del Ripoll incisivo, hubiera dicho «allá voy».

Y ha ido desde a darle las gracias a Camps por protegerla y cuidarla a las pocas horas de haber hecho la Peregrina hasta a regodearse en proclamar que ella no tiene por qué debatir con nadie, camino de un tête a tête televisivo con su rival. No encaja demasiado este perfil que se está cincelando a sí misma en el aire de renovación que se produjo al cederle su padrino la vara de mando. Si estas son sus maneras cuando aún no ha ganado una elección, habrá que estar preparado por si arrasa.