Las Llegendes Valencianes de Josep Franco se han puesto en marcha como suplemento de este periódico, con el famoso Dragón del Patriarca que ya inspiró a Blasco Ibáñez una acertada fábula. Comparando ambas versiones del mismo hecho comprobamos las diferencias literarias entre el siglo XIX y el XXI. Ahora los libros se simplifican para intentar atraer el público y se pone la letra muy grande, cuando antes se aprovechaba el papel al máximo. Nuevamente la Fundación para el Fomento de la Lectura de la editorial Bromera, junto con un importante elenco de empresas e instituciones, pretenden suscitar el interés de una masa lectura que vive pendiente de las pantallas. Benemérito intento de resultado incierto, pero lo importante es la voluntad.

En el listado de leyendas presentado desfilan personajes de todos los rincones del Reino de Valencia, desde Morella hasta Benidorm, con unas rompedoras ilustraciones de Francesc Santana. Como buena tierra religiosa, muchas leyendas tienen raíz católica, apareciendo San Vicent Ferrer o la Mare de Déu ilicitana. De entre todo el proyecto nos llama la atención la leyenda referida al capellà de Favara que confesamos desconocer. Además, cuando ponemos la referencia en Internet no aparece nada. Nos pica mucho la curiosidad y suponemos que Franco, como buen autor de la Ribera, habrá documentado bien la vida de este sacerdote.

Pero al colocar a este retoret en la colección se ha infringido un doloroso agravio a quien debía representar mucho más dignamente a Favara en el imaginario colectivo valenciano. Nos referimos a la ínclita Viçanteta, hija literaria de Bernat y Baldoví, pero convertida en un mito regnícola por derecho propio.

Ya siendo un niño cuando pasábamos en coche por Favara —entonces rotulado incomprensiblemente en diminutivo castellanizado— alguien recordaba siempre «L´alcalde de Favareta i el virguet de Viçanteta», sin aclarar mucho más, con todo el tono de un misterio que no puede ser desvelado a oídos infantiles. Ni mi padre ni mi madre aludían al capellà que ahora se ha convertido en protagonista de la historia.

Tuve el gusto de conocer a Viçanteta mediante una reproducción facsímil que publicó la revista Valencia Semanal para incomodar al personal. En plena eclosión del destapa se rodó la versión cinematográfica de El Virgo de Viçanteta con la italiana María Rosario Omaggio que incluso tuvo una secuela, Viçanteta, esta-te queta. Después la aprovechó Boadella i Els Joglars. Desde luego es la leyenda valenciana más potente de toda nuestra herencia colectiva.

Con todo el cariño que nos suscita esta iniciativa en defensa de nuestras tradiciones que es Llegir en Valencià, hemos de elevar nuestra reivindicación pública de Viçanteta, leyenda valenciana protofeminista donde una mujer coge las riendas de su sexualidad y combate el machismo imperante, ya sea en la figura del llaurador Pasqualo o del mismo alcalde que imparte justicia en el tribunal favareño. Por no hablar de la So Tomasa y sus invectivas contra el tío Collons, cuyas disputas conyugales también acaban dirimiéndose ante el ayuntamiento.

Hubiera sido muy simpático que Josep Franco, amigo al que hace mucho tiempo que no veo, escribiera para esta serie una nueva versión de Viçanteta actualizada. Brindamos la idea por si se realizara una segunda parte de la colección. El contundente mensaje popular de esta heroína, que tanto contrasta con los otros mitos valencianos evidentemente más conservadores, debe ser recordado como parte de nuestra cultura. Por otra parte, estoy seguro de que el librito de Viçanteta hubiera tenido un éxito muy notable, pues representa una parte del conjunto cultural valenciano que resulta imposible de amordazar.