La aproximación de la Comunitat Valenciana a la renta media de la Unión Europea —el proceso conocido como convergencia— ha sufrido entre los años 2006 y 2010 un retroceso de casi tres puntos, hasta quedarse en el 83,58%, según un informe entregado ayer por el Comité Económico y Social (CES) al presidente de la Generalitat. Se trata de la primera caída registrada desde el ingreso de España en la Comunidad Europea y es especialmente significativa en tanto en cuanto que la ampliación de la UE con países del este produjo un efecto estadístico que aproximó más nuestro PIB a la media europea. Pero el descenso revela una ralentización del crecimiento económico valenciano muy acentuada. No sólo como consecuencia de la crisis internacional, sino también por el mayor incremento de población y, sobre todo, a causa de haber perdido gran parte de los cuantiosos fondos estructurales que la Comunitat recibía como zona Objetivo 1, una consideración que mantuvo hasta que alcanzó el 75% de la renta europea. Dichos fondos contribuyeron a un desarrollo sin precedentes, fundamentalmente en infraestructuras —y su consiguiente efecto multiplicador sobre el conjunto de la economía—, durante los años previos. Además, el informe del CES subraya que las comunidades que mejor han capeado el temporal hasta el momento son aquellas menos dependientes de la construcción y con estructuras productivas muy diversificadas, precisamente el talón de Aquiles de la economía valenciana, que, como ahora se pone en evidencia, no ha sabido aprovechar en toda su potencialidad las épocas de vacas gordas de las políticas europeas.