El pasado día 27 de septiembre, diferentes asociaciones relacionadas con el arte contemporáneo y la cultura, pertenecientes a la C. Valenciana y algunas también al resto del Estado español, comparecieron públicamente en un hotel de la capital valenciana. El motivo se resumía en el título de la conferencia de prensa: En defensa del IVAM. La razón, de sobra conocida, es la gestión que la directora Consuelo Ciscar está realizando desde hace ya ¡siete años! y que, muy sintéticamente, se resume en dos mandamientos: el primero, desacreditar a este centro todo lo que pueda, otrora importante en el ámbito del arte contemporáneo internacional, haciendo muchas exposiciones de calidad discutible y ampliando la colección con criterios deleznables y, segundo, creérselo propio y, como tal, susceptible de ser traído y llevado como quien porta un objeto personal.

Éste es el deterioro institucional del IVAM, que porta implícito, como el reverso de una misma moneda que no puede borrarse, su deterioro ético. Todos sabemos que la ética es aquello que alcanza allí donde no llegan las leyes y, como tal, es difícil de definir sus contornos, sus límites y sus usos. Ese 27 de septiembre de 2011, en esa misma comparecencia destinada a los medios de información y realizada, insistimos, en un hotel privado previo pago del correspondiente alquiler, Juan Carlos Lledó, actual director económico administrativo del IVAM, se presentó para boicotear el acto. También le acompañaba la jefa de prensa, Marina Moragues. Se les dejó asistir pero no opinar, que es lo lógico en estas circunstancias, lo cual no fue óbice para que Lledó generara, él mismo, su propia comparecencia de prensa en el pasillo, una vez finalizada la convocatoria oficial. Sabrán de qué les hablamos, pues los medios escritos y electrónicos dieron buena cuenta de ello el día 28 de septiembre y siguientes.

La presencia allí de este cargo público (muy fiel a Ciscar desde la época en que ésta fue secretaria de Cultura) generó estupefacción y una retahíla de comentarios. Ciertamente no podemos dejar de preguntarnos, con la crisis en la que estamos inmersos, cómo dos trabajadores del IVAM se permiten el lujo de ausentarse del puesto de trabajo y acudir a una rueda de prensa organizada por asociaciones sin ánimo de lucro o de carácter privado, con la intención de negar lo evidente. Es de suponer que el Sr. Lledó hará algo más que esto para ganarse el sueldo que todos contribuimos para pagarle. Qué habrían dicho si las asociaciones hubieran sido quienes boicotearan una comparecencia oficial… ¿Acaso estos boicots tienen alguna relación con la gestión económica del Institut? ¿Este tipo de acciones van incluidas en el sueldo de este cargo público, como una suerte de horas extras pero en horario de máximo rendimiento laboral y de mayor repercusión mediática?

Parece bastante claro que Ciscar se encuentra acorralada entre la ineficacia más que patente de su modelo de gestión y las voces críticas unánimes fuera, pero también dentro del PPCV, quienes no saben realmente cómo quitársela de encima. Desde la humilde opinión de este artículo, desde la tribuna que este periódico ofrece y que agradecemos, les sugerimos la opción demostradamente más eficaz: háganle dimitir, así de sencillo. Todos los trabajadores culturales que aún quedan en esta Comunitat respirarán aliviados y el mundo de la cultura, en general, ganará credibilidad gracias a una práctica sana y democrática que, paradójicamente, muy pocas veces se pone en práctica.

Secretario general de la Associació Valenciana de Crítics d´Art (AVCA)