El Ayuntamiento de Valencia ha concedido una licencia para rehabilitar una casa del barrio del Cabanyal, cosa inédita desde hace tiempo. Hasta ahora, el gobierno municipal había interpretado con un rigor extremo la orden del Ministerio de Cultura que paralizaba el Plan Especial de Protección y Reforma Interior del barrio del Cabanyal-Canyamelar. La orden del departamento que dirigía González-Sinde pretendía ampliar los niveles de protección del espacio urbano para evitar más derribos. El Ayuntamiento de Valencia hizo una lectura restrictiva de la medida y desde entonces no se han concedido licencias, o sólo para casos de emergencia muy acreditados. El resto se estudiaba y no se concedían autorizaciones, reseñando siempre que existía una orden del ministerio que no permitía concederlas. El cambio de color del Gobierno parece haber mudado también la estrategia o los argumentos emanados del consistorio. Ahora, curiosamente, se invoca el mismo Plan Especial y la orden ministerial para otorgar el permiso, dado que el barrio se ha de revitalizar. Y es, precisamente, cómo ejecutar la revitalización del barrio €con un claro valor patrimonial€ lo que divide a los sectores políticos y civiles desde hace décadas. La voluntad de diálogo de los socialistas, que intentaban negociar una solución intermedia ante la proposición quirúrgica del PP, no se ha tenido en cuenta. El Gobierno de Barberá, aferrándose a sus mayorías electorales, ha sido inflexible ante cualquier cambio sobre su idea original. No va a ser fácil quebrar la división política.