Estábamos comiéndonos los turrones tan felices y todas las noticias eran amargas. El año sólo traía carbón en forma de aumento de tasas, sean locales, transporte, del autobús, sea del peaje en autopistas, y, lo menos esperado, el IRPF, por negado en campaña por el líder del PP. Desde La Moncloa todo se ve diferente, así que hay que disminuir déficit, recortar, y todo vale. Es solo el principio dijo Dolores de Cospedal, con ánimo de demostrar que le gustó The Texas Chain Saw Massacre. Imaginen a la pareja del año, en el sótano del palacete, pensando por dónde cortan, a quién le arrancan los dedos, la mano, un brazo o la pierna, metafóricamente hablando. Por dónde empiezan.

Todas estas medidas, si bien disminuyen el gasto del Gobierno del Estado, o de la corporación municipal, no resuelven ninguno de los dos problemas claves —el desmesurado endeudamiento y el cabalgante desempleo— y sobrecargan al ciudadano, al que produce, al que trabaja, más todavía. Aumenta la presión fiscal, en la renta, en los beneficios del ahorro, y disminuyen las ayudas o estímulos (para algunos agricultores significa recibir 4.000 euros menos, ya se notan, con los actuales precios de los productos y mercados. La renta del agricultor no ha hecho sino bajar).

El IBI por los inmuebles y pisos también sube. Faltaría más. El ansia recaudadora, aquí en el ayuntamiento, así como la del Estado —todos los contrincantes le acusaban al PP de ocultar el Plan B— no tiene límite y va a empobrecer, no va a animar al consumo, ni a resolver la prima de riesgo y el precio de la deuda soberana en los mercados (como gesto no vale). Si la excusa es el déficit mayor que el calculado, podían haber frenado en las autonomías donde gobernaban (aquí, por poner un ejemplo, o en Murcia, peor aún y no sabemos si en Galicia aunque en la de Madrid los números son mejores que en Asturias).

En cuanto al congelamiento de los sueldos de los funcionarios, no es novedad (la última vez, Rodríguez Zapatero les quitó un 5% de una paga y le hicieron una protesta y perdió su voto). Más triste es quebrar la línea de la dependencia (en donde llevan retraso en el pago, aquí mismo). Cortar subvenciones al cine va a reducir la producción, el trabajo, la taquilla española, es desinvertir.

Y si suben las pensiones un 1%, les aumentan el impuesto entre un 2 o un 4%, así que ya veremos en qué se traduce para quienes habían escapado del mileurismo, entre pensión u otras ganancias (alquileres, intereses, cosechas). No digo ya a quienes perciban más todavía por sueldo. Golpea las capas bajas y la clase media. Deja igual a los más pobres (renta mínima) y a los más ricos. Bonita asimetría.

Esquilmar al ciudadano, eso es lo que el nuevo Gobierno va a hacer. No reactiva nada. Y quita de inversiones e I+D y ciencia. Vamos hacia atrás a toda marcha.