La persistencia de las altas presiones está favoreciendo un invierno templado, que se suma al balance térmico de 2011, con promedios de temperatura por encima de los valores normales. Paralelamente, y con un enfoque temporal mucho más amplio, el calentamiento global continúa dando señales. Las flores de alta montaña de Europa han sido señaladas como muy sensibles por un artículo publicado en «Nature Climate Change» en el que participan científicos del Programa de Investigación Global de Ambientes Alpinos (Gloria). Mientras algunas especies pueden ascender en altura para buscar temperaturas menos cálidas, plantas adaptadas al clima frío en altitud encuentran el techo de cristal ante la ausencia de escape. Suelen tener hojas de color verde azulado, con el fin de poder reflejar la luz solar, o con pelo, que evita el enfriamiento provocado por el viento y la radiación ultravioleta. En los últimos diez años, la temperatura media en las altas montañas europeas ha subido un grado, por ello, ya se han descrito situaciones especialmente graves, como en Sierra Nevada, cuyos endemismos botánicos pueden estar en riesgo de desaparición.

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