Angel Luna cuenta con un piquito de oro y con una pluma que no tiene nada que envidiar al piquito. De ahí que no me cabe la menor duda de que su apoyo al candidato Rubalcaba es fruto de un análisis riguroso de la situación y que merece la pena detenerse en sus consideraciones: «Hay contenido estratégico en la propuesta. Al tiempo, constituye un relato mejor hilvanado, más denso, con una mayor carga de reflexión y de contenido político... Estamos muy tocados y necesitamos liderazgo sólido y de garantía». Hasta sus oponentes admiten que a Rubalcaba no se le puede perder de vista pero el haber sido cuasipresidente durante la maldición de Zapatero aboca a que sus interpelaciones sobre lo que debería hacerse suenen inevitablemente, Ángel, a música celestial. Y eso que, dos meses más de Montoro como un toro y De Guindos sin caer de él, puede llevar a que el personal empiece a establecer reconsideraciones de récord mundial en la especialidad. Pero toda esta carrera socialista se supone que está enfocada al intento de volver a conectar. Chacón lo dejó patente en su reciente visita: «Cuando la gente se aleja de la política, la política tiene que acercarse a la gente». ¿Y de qué manera? ¿Contando con ese alcalde que tiene el partido en Benidorm como uno de los elementos más activos? ¿Creéis que, de ese modo, va a entusiasmarse alguien? A la hora de cincelar su alternativa, el pesoe debe percatarse de que por estos lares, entusiasmados, es poco para como estamos. El molt honorable, que nada más llegar dijo que le preocupaba la imagen de la Comunitat Valenciana, ya ayer enfatizó que ésta no tiene nada de qué arrepentirse. Estaría bueno, don Alberto. Hay seguidores del pepé a los que este discurso eludiendo la morterada, ayudado por la plaga inmisericorde de recortes, empieza a atragantárseles. El pesepevé, sin ir más lejos, va a encontrarse el campo abonado para salirse del mapa. Pero, claro, primero ha de volver a él.