"Canta" mucho que sea el PP quien advierta a Alvarez Cascos con impugnar el presupuesto del Principado de Asturias si no se adapta a los máximos prefijados por el gobierno español para todas las autonomías. Tiene uno la impresión de que hasta las de mayoría nacionalista o socialista van a respetar unos techos que intentan, al menos, suavizar la recesión no solo de España sino de la eurozona. No es asunto baladí sino de supervivencia en el filo de una crisis con riesgos de bancarrota y fractura social. Aunque haciendo la guerra por su cuenta, si el presidente asturiano no está en linea, al menos ideológica, con el PP, arduo parece adivinar dónde está. Los golpes temperamentales en el seno de los partidos tienden a justificarse sublimando de alguna manera el descarnado afán de mandar. Y se allanan a la unidad cuando el resultado es un poder precario, con la moción de censura como fija espada de Damocles y una representaciòn estatal irrelevante. Esa es, al menos, la práctica responsable tras los conatos fraccionales que precarizan el poder objetivo y, sobre todo, la estabiidad del servicio a las bases sociales. Estos últimos días se ha hablado copiosamente de los golpes de temperamento de Fraga, embridados por él mismo antes de romper su familia polìtica y rentabilizados mediante la adaptación al terreno y la técnica de la espera. Otero Novas acaba de dejarnos con la miel en la boca, sin aclarar en su espléndida evocación de Fraga los verdaderos motivos que cortaron su llegada a la jefatura del gobierno español. Algún dia los contara, y algùn dìa sabremos también cómo dominó Aznar sus propios furores ante las "desviaciones" de la línea pepera por él deseada.
En el mundo de la ópera, los estilistas puros desprecian a los temperamentales aunque sean éstos los que hacen gritar al publico. Comparando, seria Rajoy el estilista que nunca se despeina, administra el aliento y no necesita desgañitarse para dar el "do de pecho". En la Europa de hoy hacen más falta estos tenores. Los temperamentales ya tendrán su oportunidad cuando logremos remontar la agonía. Porque el presidente asturiano y el español tambien me recuerdan la famosa comparación del zorro y el erizo. El primero sabe algo de muchas cosas, mientras que el segundo lo sabe todo de una sola, que es defenderse y durar. El zorro muere pronto, al igual que la carrera de los tenores temperamentales es la de poco recorrido.
El mal ejemplo del intempestivo Alvarez Cascos no se limita al Principado. Lo trasciende en una etapa en que los gobiernos autónomos, no las autonomías, están cuestionados por haberse creido -ridículamente- soberanos, y gastar muy por encima de lo que producen. Nadie va a pagarles nunca más el diferencial, y ya era hora. Los presupuestos de 2012 serán un buen test de sensatez y sentido historico... o de lo contrario.