La publicación del Real Decreto-Ley 20/2011, de 30 de diciembre, «de medidas urgentes en materia presupuestaria, tributaria y financiera para la corrección del déficit publico» abrió la veda a los recortes en la sociedad del despilfarro en que se había convertido España.

El gobierno del PP, recién salido de las urnas, ha acometido con celeridad la exigencia de que la Unión Europea imponía a un estado al borde del precipicio con más de cinco millones de desempleados (22,5%) y una deuda pública anclada en un déficit escandaloso (el 8% o más tras contabilizar los déficits acumulados de las comunidades autónomas).

El 1 de enero entró en vigor —para el ámbito nacional— lo dispuesto en el Real Decreto Ley que se concretó, de inmediato, en el Decreto Ley 1/2012, de 5 de enero, del Consell, de medidas urgentes para la reducción del déficit de la Generalitat Valenciana complementario del anterior y adicional al mismo tal como se recoge en la exposición de motivos (preámbulo de la norma). La entrada en vigor se inicia el día 10 de enero, fecha de publicación y la aplicación de las medidas en materia de personal más drásticas comenzará el 1 de marzo. La contestación en la calle de los sindicatos de funcionarios ha sido inmediata por tratarse éste último colectivo de el más afectado por las medidas. Nos encontramos con dos graves problemas: el primero, que afecta con nuestras obligaciones de reducir el déficit según exigencias de Ángela Merkel y de Nicolás Sarkozy; el segundo, de no menor entidad, que afecta al empleo, con la cuota de parados más elevada de toda Europa. El interrogante es dramático: ¿qué es antes, el huevo o la gallina? Si no conseguimos atajar el paro no habrá crecimiento económico, creación de empleo, incentivación del consumo y contención del gasto derivado de las prestaciones sociales, (prestaciones contributivas y subsidios).

Si no encauzamos el déficit público y lo reducimos drásticamente a los niveles impuestos por la Unión Europea, caeremos en el precipicio al que estamos peligrosamente asomados. ¿Es posible, en esta tesitura, cuadrar el círculo? ¿Es posible corregir la situación con drásticas medidas en materia presupuestaria, tributaria y financiera, hacer la reforma laboral y crear empleo? Aunque todo ello parezca una contradicción, yo aún creo en los milagros. A pesar de la E.P.A. del último trimestre de 2011 y que para todos los colectivos su recorte sea «el chocolate del loro».

Hoy, en España, hay muchísimo loro comiendo chocolate. Alpiste y pipas para todos.