A veces el viajero recala en pequeños detalles como graciosas caletas, diablos menores o calladas maravillas. O todo eso a la vez. Yendo de Sarrión a Teruel, pasando por Puebla de Valverde, me encuentro con el escudo del Valencia CF en lugar muy destacado de tiendas de baratijas y chuches. Sintomático. Aunque por primera vez en muchos años hay un movimiento pendular, de retorno, a los páramos o huertas maternales en los que se criaron tantos de nuestros conciudadanos —regreso que obedece a razones muy variadas y a veces opuestas—, Valencia sigue teniendo sobre Aragón una considerable fuerza gravitatoria, no en vano la Geperudeta tiene capilla propia en la catedral de Teruel.

No lejos de Santa María está la posada El Tozal. Allí he dormido una de estas noches pasadas. Es la hospedería más antigua de España dedicada, sin interrupción, a esta actividad. Algunos grafitis hallados en sus venerables mondongos acreditaron su existencia en el siglo XVIII. Y un legajo del Santo Oficio permitió retrotraerla un par de siglos: reinaba Felipe II y a oídos de la Inquisición llegó el rumor de que los propietarios de la fonda —franceses— eran hugonotes de una pieza y emboscados. Situaron espías, hablaron los malsines y los desgraciados franchutes acabaron en manos de los virtuosos del potro de tortura: varios de ellos fueron condenados a muerte y otros, a galeras.

Todo eso nos lo cuenta el propietario mientras montado en un andamio enluce con yeso vivo las bovedillas que separan las vigas de pino y sabina. Le ha cogido gusto a la tarea y con otros ha montado una empresa de restauración. En lo que fueran las caballerizas —funcionaron casi hasta la muerte de Franco— hay ahora un bar muy singular. El local ha sido recomendado por varias guías extranjeras, los clientes nacionales suelen preguntar primero si hay jacuzzi. En el museo diocesano de Teruel hay una magnífica tabla de la Virgen de la Misericordia con una corona ondulante de reina de los elfos en la que brillan perlas o estrellas. La pintó el Maestro de Teruel, más un embozo que un nombre.