San Vicente nos obsequió con un domingo esplendido, sin puente festivo, pude disfrutar también de la compañía de Luis. Quedamos en el golf, mientras sus nietos correteaban, nos sentamos a leer la prensa; delante, espacios de esparcimiento y de entrenamiento, todo más vacío de lo habitual. La crisis.

La prensa, con las pinceladas internacionales y de actualidad, era monotemática, más crisis. Casi todos los artículos de opinión hacían su análisis de uno u otro aspecto de la misma, las coincidencias eran múltiples, en síntesis, lo están pagando los justos, continúan robando los pecadores, pues no debe pasar inadvertido que en Italia, en Grecia, en Portugal, también aquí, llegan de redentores los corruptores, sustituyen a los corruptos. Apañados estamos.

Me detuve en una noticia de Sanidad. Nuestra conselleria iba a poner en marcha una central de compras —¡yo creía que ya existía!— para obtener, con una «economía de escala», precios mejores en sus compras. ¿Estarán pensando pagarlas? Comenté con Luis la nota y, de inmediato, tomó su pose crítico-escéptica: Eso va a ser como las rebajas de los grandes almacenes, compras histéricas, muchas innecesarias, a empresas de amigos, justificadas con la petición del «sabio-experto» mercenario, para contentar a otro amigo y obtener también mejores comisiones. No te equivoques, las corruptelas sí las cobran y se las llevan, después las facturas a los cajones, deudas, ya las pagaremos. Mi pensión la aumentan un 1 %, sólo voy a perder un 2 % por la inflación, pero tú aún no sabes lo que te va a costar mes a mes. Pronto te llegará la nómina, verás cuánto te cuesta a ti pagar su corrupción, lo que se llevaron, lo que se llevan. Así van a seguir. No saben hacer otra cosa.

Si quisieran disminuir costes, la central de compras debería estar regentada por profesionales honrados, sensatos y preparados, algo imposible, ya que durante muchos años han estado tratando de ver cómo los eliminaban, han sido su obsesión. Pero ni siquiera así, esto tendría un impacto significativo, el 15 % de ahorro, que dicen es una enorme ridiculez, pues se podría alcanzar el 30 % o más, pero tendrían que gestionar mejor los recursos, procurar un funcionalismo más eficiente, gastar en lo necesario, nada de caprichos, eliminar los reinos de taifas (les llaman departamentos), repartidos como feudos otorgados, según la importancia del clan, a un caudillito para su explotación, para nuestro expolio. En alguno de esos feudos se contabilizan déficits y deudas millonarias, mil millonarias, en pesetas más de 35.000 millones. ¿Dónde están los millones? ¿En qué se los han gastado? ¿Quiénes se los han quedado? ¿Cuántos negocietes han montado? ¿Quiénes han autorizado el expolio? Se necesita limpiar esa escoria, a sus tutores, a sus cómplices.

Como ves, lo de los trajes es una ridiculez, calderilla, también lo de Emarsa es sólo un aperitivo, pues en la Sanidad, con mucho mayor presupuesto, son muchos más los millones dilapidados, muchos más los implicados. Como decía hace unos días un exedil del PP, todos ellos saben lo que tienen que hacer, quiénes son, quiénes les han puesto, quiénes les autorizan, quiénes les protegen. Estamos en el mundo etarra, allí todo el mundo sabía quiénes eran, qué hacían, aquí es lo mismo. Silencio, miedo, cobardía. A Garzón lo quieren eliminar. ¡Qué país! ¡Qué gentuza! Son los fariseos rasgándose las vestiduras. Voten, voten, voten, voten corrupción, es la barra libre de la pseudodemocracia. Sáciense.