Tendrás que decir algo del juicio a Nuestro Amado Líder y de su corifeo de cuellos estrangulados, de Camps y Ric, me digo a mi mismo, qué pereza. Venga va, di algo. Bueno, pues para empezar, estos dos han salvado la piel por los pelos: ganar cinco a cuatro sólo es un resultado épico si lo obtiene el Levante UD enfrentado al Barça o al equipo del Régimen. Para quien está arropado por todos los resortes del poder y tiene en las Audiencias cómplices que son «más que amigos», es casi un desenlace repleto de sospechas. Aparte, nos han tenido muy entretenidos unos cuantos meses con la minucia de los trajes cuando lo que se trajelaba la red del «Bigotes» y Correa era un asunto de saqueo de los presupuestos públicos, evasión de capitales, delito fiscal y toma pan y moja dirigido a sus benefactores. Supuestamente. Dicen que ahora se creará una crisis interna en el PP y algunos hablan incluso de escisión o de resucitar Unión Castellana, digo Valenciana, con Rita al frente. Se me da una higa.

No culpables son si así los consideró el jurado, aunque una cosa es la culpabilidad y otra la dignidad: de eso han perdido hasta el último átomo. Esa ansia de jabón, ese infinito narcisismo adamado, ese cascabeleo de complacencia, impunidades y caviar, el intenso rubor de vergüenza ajena, se ha visto en el culebrón del juicio como una especie de Sálvame de luxe pero en mucho más guarro y les ha retratado para los restos. De aquí a la eternidad. En definitiva, en las timbas de Al Capone había gente más honorable que en las líneas telefónicas de estos dos pavos.

Como el hombre común ni siquiera imagina las cotas que puede alcanzar la maldad de los políticos da por hecho que la señora Dolores de Cospedal —la rica hembra— se alegra «enormemente» de la absolución, pero cuidado con los superlativos y más aún con los adverbios, pues se nota, mayormente, lo opuesto: que no se ha podido establecer un cordón sanitario en torno a un episodio de sastrería locuela y que un juez en alguna parte aún puede hincarle el diente al gran cacho que subyace, digo.