El «run-run» no cesa en los mentideros: la fusión entre CaixaBank y Bankia es cuestión de tiempo. Aunque habría que salvar numerosísimos e importantes impedimentos, entre los que la resistencia de la lideresa a perder su bastión financiero no es el menor. Pero si termina por cerrarse la operación, tal como explicaba en estas páginas días atrás Jordi Cuenca, la presencia de Bancaja en el capital de la nueva entidad quedaría reducida a un exiguo 6 %. Tantos años de resistencia ante el «enemigo» catalán para terminar así: Bancaja perdida en la Caixa y la CAM engullida por el Banco Sabadell. No dejaría de ser una ironía del destino que después de tantas décadas de alimentar el fantasma anticatalán por parte de destacados representantes de la elite económica valenciana, las principales herramientas financieras que les han sostenido puedan terminar así. Aunque nadie aprenderá la lección.