En las lejanas provincias del Imperio nos sentimos implicados en las elecciones de USA, pues cuando se mueve allí una placa tectónica, antes o después nos llega el tsunami. En cierto modo es como si votáramos. Yo he votado a Obama, y volveré a hacerlo, pero mi candidato republicano es Gingrich. En un primer momento me atrajo su parecido físico con Michael Moore, el más genial enemigo del sistema, y luego advertí también una semejanza en el desparpajo, la osadía, la desvergüenza. Gingrich tiene asimismo un aire con Lutero, y de hecho era luterano, hasta que no hace mucho se hizo católico (¿el discreto encanto de la confesión absolutoria?). Como en Lutero, sus pasiones deben mandar bastante en él, y quizás sea su lucha para resistirlas lo que le hace predicador. Ya que habrá un candidato republicano, mejor cuernilargo, con trapío y que embista. De los toros flojos salen los pegapases.