La Justicia, como institución, va en mayúscula. En cambio, la justicia, como idea de equilibrio y de restauración del que ha sido violado, va en minúscula. Una paradoja. Garzón ha querido hacer justicia a las víctimas del franquismo y se ha topado con la Justicia. Aunque sería de justicia, es imposible llevar ante la Justicia al franquismo, porque media España ha sido franquista. En realidad, Franco, tras el fin de la guerra, inició otra cruzada para arrancar de cuajo las ideas y hasta la memoria de la izquierda, que él denominaba la antipatria, una cirugía sistemática en la que participaron por acción u omisión muchos cientos de miles de españoles. Franco siguió matando años y años para hacerla posible. Aunque podría hablarse de genocidio social y genocidas, sería una quimera sentar a tal multitud en el banquillo. Ahora bien, lo que es un disparate es sentar al que lo ha intentado.