Una inocente protesta más de las que a lo largo de las últimas semanas se vienen produciendo en el ámbito educativo valenciano ha terminado por convertirse en un grave problema donde no lo había por obra y gracia de la falta de pericia —cuanto menos— de la nueva delegada del Gobierno, Paula Sánchez de León, y del jefe superior de Policía, Antonio Moreno, quien ayer, no se sabe si llevado por el subconsciente o por la arrogancia, llamó «el enemigo» a quienes se manifestaban por las calles de Valencia. Las imágenes de ayer mostraban a unos agentes antidisturbios desmandados y desbordados por unos acontecimientos que nunca se les deberían haber ido de las manos. Los ciudadanos esperamos de las fuerzas del orden y de sus responsables que contribuyan precisamente a eso, a mantener el orden y reconducir las situaciones conflictivas, no a echar gasolina al fuego.