Hace hoy 101 años murieron 140 mujeres en el incendio de una fábrica en Nueva York. Por ese motivo, cada 8 de marzo se celebra el Día Internacional de la Mujer Trabajadora. A lo largo de este siglo, las condiciones laborales de las féminas ha mejorado de forma ostensible, pero aun así y todo se mantienen discriminaciones frente a los hombres. En el aspecto salarial, las mujeres ganan en Europa un 17 % menos que sus colegas masculinos a igualdad de condiciones del puesto de trabajo, una brecha que sube al 28 % en España y se dispara hasta el 37 % en la Comunitat Valenciana. Además, la tasa de empleo a tiempo parcial femenino quintuplica a la masculina. Paradójicamente, esa desigualdad se incrementa incluso en los niveles más altos de las empresas, donde aún es difícil romper ese «techo de cristal» que deja en un escaso 11,5 % el porcentaje de mujeres miembros de los consejos de administración en España.

La crisis, encima, ha venido a empeorar esas diferencias. El paro se está cebando con más dureza entre las mujeres, que, además, ven cómo se agranda también la brecha salarial. La profundidad de la recesión amenaza con provocar un retroceso en las condiciones de acceso de la mujer al mercado laboral, cuando aún se encuentra en una situación de desventaja. Una situación que resulta difícilmente compatible, por ejemplo, con su presencia ya mayoritaria entre los nuevos licenciados universitarios y que está en manos de todos —hombres y mujeres— evitar. La igualdad debe ser un objetivo irrenunciable y compartido.