Acontecimientos recientes como la aparición —no puede decirse de otro modo— de Nuestro Amado Líder en Telva —dónde, si no— y la propuesta de un mes entero de fallas a cargo del Bazar de Teherán, perdón quería decir del comercio de la capital, indican a las claras que Valencia y sus municipios e islas adyacentes viven en perpetuo estado de alucinación, lo que sin duda tiene mérito pues no todo el mundo dispone, como el señor Camps, de los recursos de una botica a cuyo arrimo emprender todo género de aventuras psiconáuticas, a ser posible con Telva, que es a lo más que puede llegar un plebeyo. La nobleza de sangre se reserva el ¡Hola!, naturalmente.

El tipo al que se le ocurrió llamarnos «Levante feliz» debería colgar de una soga y estar su cadáver a merced de los buitres pues nunca supe ni tuve el más mínimo indicio de que el número de infelices fuese aquí menor que en cualquier otra latitud (la alegría que nos caracteriza, ya es otra cosa y bien lo vio Miguel Hernández: algo que se pelea y se gana, una defensa elegante y generosa). Algún habitante de ese Reino de Maripili o ensoñación de Antoñita la Fantástica ya ha resuelto que, puesto que los cataríes viven del petróleo, no pasa nada porque nosotros sobrevivamos con un monocultivo de jolgorio, vomitonas y botellón.

El fino analista que es Josep Ramoneda ha dicho que con sus éxitos electorales el PP valenciano y balear han pretendido poner en marcha una lavandería de la corrupción en horario permanente. Ya lo decía don Carlos Fabra: «Las urnas nos han absuelto», como si las leyes se eligieran en los estantes del súper, esta la quiero, esta no. O como dijo un prócer mallorquín —y como tal esposado y conducido ante el juez— «al ver a Urdangarin pensé que todo era legal», como si la conducta correcta fuera cosa propia del rango, congénito o sobrevenido. En fin, ya lo dije: pura alucinación y nadie que nos llame al orden como se supone, permite la Constitución, cuando en uso de las competencias que nos han sido dadas, nos comportamos como críos con un cartucho de pólvora.

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