La ministra de Fomento de la parte central de España, Ana Pastor, lleva camino de alcanzar el mismo grado de popularidad que Rodríguez Zapatero en la Comunitat Valenciana, aunque en su caso los méritos de su mala imagen son propios mientras que en los del expresidente intervenían de forma decisiva los gabinetes de Camps, Barberá, Rus, y todos cuantos se empeñaron en convencer a los ciudadanos de que los socialistas les perseguían y sólo querían su mal para beneficiar a otros. Ahora, la ministra vota en Europa contra el corredor mediterráneo ferroviario porque no se contempla la prioridad que ella y sus amigos Aguirre, Monago, Cospedal y otros «centristas» querían para lo suyo y resulta que no pasa nada, que el propio Consell sale a disculparla. Es de risa. ¡Ja, ja, ja, ja! ¿Es que toman por tontos a los ciudadanos? No hay más que pensar en si ese voto lo hubiera emitido José Blanco, que por cierto cumplió con la fecha de llegada del AVE. No como otras.