Nos estamos equivocando si creemos que nuestros lectores, espectadores o radioyentes nos son fieles. El internauta mediático es el nuevo perfil de ciudadano, dedicado a leer, ver y escuchar todo lo que las nuevas tecnologías de la información ponen al alcance. La información en red diversifica y amplía, en calidad y cantidad, la oferta informativa virtual en detrimento de las fórmulas tradicionales, y también amplía horizontes y necesidades informativas satisfaciéndolas a cero euros.

Nos estamos equivocando si continúa la actual política laboral. La merma de plantillas afecta a la calidad y las empresas editoras deben evitar, a toda costa, el deterioro de la calidad de la información.

Nos estamos equivocando si seguimos siendo tan condescendientes ante el avasallamiento informativo institucional, si nos prestamos servilmente a las pretensiones de manipulación y desinformación por terceros.

Nos estamos equivocando si nos alejamos de los principios básicos de la información, es decir, responder al qué, quién, cuándo y cómo. Si nos distanciamos de la calle, de los ciudadanos, que son nuestros clientes y a quienes debemos ser útiles, en lugar de ser permisivos con aquellos que solo persiguen el beneficio propio.

Nos estamos equivocando si nos convertimos en voceros, palmeros y publicistas gubernamentales.

Nos estamos equivocando si las empresas editoras no son capaces de mantener un nuevo modelo en el que la ética y el rigor siga siendo la bandera profesional. Si no tenemos capacidad para hacer de ello el caballo de batalla con el que recuperar el territorio perdido de la credibilidad.

Nos estamos equivocando si no hacemos el esfuerzo conjunto de recuperar la confianza de nuestros clientes: lectores, espectadores o radioyentes, tradicionales o internautas, quienes nos entregan su tiempo y su dinero a cambio de una información veraz y fiable.

Nos estamos equivocando si no somos capaces de mantenernos al margen de los intentos de control del libre ejercicio de nuestra profesión y la libre defensa de nuestra empresa que, en este caso, pasa por el máximo respeto a la Libertad de Expresión con el único límite de los lindes que marca la Constitución.

Nos estamos equivocando si dejamos de considerar nuestro trabajo, nuestra profesión, como un servicio a la sociedad, porque sin periodistas no hay periodismo; sin periodismo no hay democracia y sin democracia no hay libertad.

Podemos y debemos subsanar nuestros errores ejerciendo un periodismo de calidad, riguroso, independiente, no servil al poder. Ese es el camino para devolver la confianza al ciudadano y servir a la sociedad. Aún estamos a tiempo.

Hoy, 3 de mayo, Día Internacional por la Libertad de Expresión, todos estamos llamados a reflexionar sobre lo que estamos ofreciendo y sobre lo que los ciudadanos están recibiendo. Reflexión en torno a la libertad en una concentración que tendrá lugar a las 12 del mediodía en la plaza del Patriarca de Valencia convocada en toda España por la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE) con un mensaje contundente: «Sin periodistas no hay periodismo y sin periodismo no hay democracia». Es nuestra responsabilidad.

?Vicepresidenta de Mujeres Periodistas del Mediterráneo