Abundando en los tópicos y mentiras del catalanismo que niega cualquier autoridad sobre la lengua que no sea la de la filología, vamos a ver –sin mayores esfuerzos- como su propio mandamiento se vuelve contra ellos. Dicen que la ciencia que estudia las lenguas es la filología. Ello es cierto. Pero tan cierto como que docenas de filólogos sostienen que el valenciano es anterior al catalán. Y tan cierto como que la lengua tiene una vertiente histórica, otra sociológica, otra jurídica y otra política que se estudia en estas especialidades. ¿Por qué niegan los catalanistas la autoridad de la historia y de los historiadores sobre la lengua? Pues por la sencilla razón de que la historia es el gran argumento que desmonta las mentiras de la filología cuando miente.

El catalanismo y la propia lengua catalana es un producto moderno. El catalanismo erige como grandes constructores de la lengua catalana moderna a los catalanes Pompeu Fabra y a Prat de la Riba, el primero, autor del "Diccionario General de la lengua catalana" fue, según wikipedia, un eminente "ingeniero industrial conocido por haber establecido la normativa moderna de la lengua catalana". Resulta que el eminente "filólogo" y "máxima autoridad" del catalán moderno era ingeniero. ¿En qué quedamos? Me puede alguien decir donde reside la dimensión física o matemática de las lenguas? Pues en eso, en el ingenio que tienen algunos para sacarse de la manga y del laboratorio una lengua sin tradición literaria sobre la que construir todo un artificio político y sobre la que cimentar un nuevo discurso nacionalista. Pura ingeniería.

El segundo en cuestión y padre de la patria es Prat de la Riba otro eminente no-filólogo que era un periodista que se dedicó a la política y que fundó y fue primer presidente del Institut d´Estudis Catalans, desde entonces la autoridad académica sobre la lengua catalana. ¿Pero qué hace un periodista de académico de la lengua? Pues exactamente lo mismo que aquí en nuestra novedosa y pancatalanista Academia Valenciana de la Lengua (AVL), compuesta de eminentes catalanistas, médicos, periodistas….y que según el propio Institut d´Estudis Catalans –y esto sí es cierto- "en la Comunidad Valenciana se rigen por las normas de AVL que son de hecho las mismas que las del IEC (Institut d´Estudis Catalans) o normas de Castellón" (fuente IEC y Wikipedia).

LA HISTORIA CONTRA LA FILOLOGÍA

Los catalanistas se atrincheran en la filología despreciando cualquier argumento o prueba empírica que no venga de esta, por muy científica que sea. Pero la Filología ya no es unánime porque mucha de ella está erigida sobre la mentira. Uno de los más eminentes mentirosos y filólogos valencianos es el venerado por la progresía, el castellonense Gemá Colón, licenciado en esta especialidad por la Universidad de Barcelona en 1951.

Llama la atención como, pese a licenciarse en el 51 en su curriculum no aparecen obras suyas hasta 1976. ¿Saben por qué? Pues porqué D. Germán cambió de parecer científico a lo largo de su sabiduría y, parece ser, vivió en el pecado de la ignorancia pese a haberse licenciado en filología hasta que, al final, descubrió la luz de la verdad que le revelaron los diferentes cargos, premios y honores del catalanismo. En uno de sus inéditos trabajos que nos descubre la historia, esa ciencia que los filólogos quieren esquivar y que resulta tan machacona y reveladora, descubrimos uno con el título "El valenciano", fechado en 1953 de nuestro eminente filólogo antes de convertirse al catalanismo, en el que literalmente dice: "es sabido que la lengua de aquellos moros que quedaron en Valencia no era ya el árabe, sino un habla neolatina, y es evidente que ese romance no pudo inmediatamente ser suplantado. Resulta, pues, casi inverosímil, aceptar esta rápida asimilación de la lengua catalana condicionada sólo por el hecho de la reconquista".

Ese "habla neolatina" que era la "lengua que hablaban aquellos moros que quedaron en Valencia y que ya no era el árabe", ese "romance", no es otro que el "romanç valencià", nuestra lengua valenciana existente siglos antes de la entrada de Jaime I en 1238 y que, como bien dijo en su día Germá Colón antes de rendir su filología al becerro de oro, de ninguna manera podía ser "rápidamente suplantada" por el supuesto "catalán" de los conquistadores que, por su reducido número y escasa cultura, difícilmente podían imponer una lengua que, a mayor abundamiento, aun no existía como tal.

El catedrático de Lengua y Literatura y Doctor en Historia, D. Leopoldo Penyaroja, miembro de la Real Academia de Cultura Valenciana y del Consell Valenciá de Cultura me contó la anécdota de que un día y en una de la sesiones del Consell Valenciá de Cultura le preguntó a Germá Colón por esta discrepancia entre sus primeras investigaciones y su posterior deriva catalanista. La contestación del eminente filólogo fue del todo punto "científica": "Se encogió de hombros".

*politólogo y escritor. Estudioso de las lenguas hispanas en su dimensión jurídica y política. Autor de diversos libros sobre la historia jurídica y política del Reino de Valencia.