Muy a menudo en los foros de meteorología se discute si es más soportable el calor seco o el calor húmedo. Este tema de ¡conversación trasciende la comunidad meteorológica de aficionados o profesionales y es vox populi. En efecto los ciudades ubicadas en la costa mediterránea tienen temperaturas a menudo relativamente poco elevadas, difícilmente se logran los 35ºC durante muchos días en ciudades como Valencia o Barcelona. Pero en cambio la sensación térmica es muy difícil de soportar en muchos días bochornosos de verano. Esto se debe de a la elevada humedad relativa del aire, alrededor del 70 o 80 %. Cuando la humedad es elevada el calor metabólico del cuerpo humano no se puede disipar tan fácilmente como cuando tenemos humedades bajas, como es el caso del interior de la Península. No obstante tenemos que remarcar que esta sensación de calor costero se deja notar en espacios cerrados sin circulación del aire. Así si estamos en la calle y sopla con fuerza el embate, la marinada o el oraje la sensación de calor es fuerza menos opresora que dentro de las viviendas o edificios.

En el interior de la Península tenemos ciudades tales como Madrid, Zaragoza o Sevilla en que los registros máximos de temperatura a menudo sobrepasan los 35ºC y en el caso de la capital andaluza no es extraño superar los 40ºC al menos una semana al año. Pero como la humedad relativa es muy baja, alrededor del 10-30 %, la sensación de calor es bastante soportable con 35ºC si se teme a la sombra. Así el cuerpo no lo tenemos muy sudado, puesto que el sudor se evapora con facilidad en ambientes tan secos. Aún así tenemos el peligro de una insolación si estamos a pleno solo, puesto que en estos lugares alejados del mar la radiación solar muy elevada se suma a las elevadas temperaturas.

La mejor situación climática de ausencia de calor es la de la fachada cantábrica con vientos norteños y anticiclón de las Azores formando una apófisi hacia la Península. Así en estos días las temperaturas máximas se quedan muy frenadas, con 20º de máxima o pocos grados más. No obstante, el precio que tienen que pagar son los cielos grises con carencia de insolación que molestan tanto a los bañistas y veraneantes.