Los Verdes sabemos que el Partido Pirata es un adversario político formidable, pero leal. Su pujanza en Europa es una prueba irrefutable. Sin embargo la piratería política practicada por otros adversarios de los Verdes encuentra entre nosotros los valencianos cotas desconocidas. Así lo demuestra la peripecia de Iniciativa del Poble Valencià (IdPV), un partido que nace con un acto de piratería memorable al expropiar la marca Compromís y dos actas de diputado a EUPV.

Posteriormente como discípulos aventajados de Barbarroja han llegado a hacer creer al Bloc que Els Verds Esquerra Ecologista (EVEE) era un partido independiente de los dictados de la cúpula ecosocialista valenciana, llegando a asumir entre ambas formaciones una cuota en la dirección de la coalición enormemente superior a su entidad y peso político reales. Como reconoce Amadeu Mezquida en su blog : «L´estratègia [de Iniciativa] era bona, neutralitzar la possible irrupció d´Equo (en la Comunitat Valenciana) i la consegüent pèrdua de vots».

Para lograr sus fines primero infiltraron en Málaga a EVEE en la Coordinadora Verde. Esquerra Ecologista es un partido que desde su fundación (en otro acto de transfugismo político reseñable) es utilizado para disputar y fragmentar el voto de los ecologistas valencianos. La estrategia posterior de IdPV y EVEE ha pasado por la expulsión de la Coordinadora Verda de los ecopacifistas, algunos de cuyos miembros habían sido pioneros en el movimiento verde unitario que nació de la declaración verde de Hondarribia. Posteriormente se lanzaron a una purga que alcanzó sucesivamente a los militantes de Els Verds del País Valencià, que fueron autoexcluidos de Equo Alicante, Castellón y Valencia, lo mismo que ocurrió con la mayoría de los nuevos socios de Equo en la Comunitat Valenciana, un gran numero de ellos sin afiliación política previa que fueron anulados sistemáticamente. El penúltimo episodio fue arrinconar a Los Verdes de Villena, que abandonaron un día antes del evento.

Por fin llegó el congreso fundacional de Equo, y cuando el fruto estaba maduro para la cosecha, o eso pensaban los bucaneros de IdPV ocurrió lo imprevisible: resulta que Equo decide por mayoría de sus delegados que no quiere ser otro partido «nacionalista». Entonces, y sólo entonces, la mediática líder de IdPV musitaba desconcertada que «¡la Tierra es plana!», delicioso episodio para la nostalgia en tiempos futuros. También pudimos ver a otro líder de IdPV, moderno Galileo ascendido al Olimpo de la Mesa Federal de Equo, momento clave de su efímera victoria sobre todos los partidos verdes valencianos. Y al poco tiempo en EvEE, como siempre serviciales, hacen saber que no pierden la esperanza de que Equo «rectifique».

Ahora en el Bloc, los más espabilados se dan cuenta, por fin, de que se la estaban dando con queso. Resulta que en el neolenguaje político valenciano Compromís parece que va acabar adquiriendo una nueva acepción: deslealtad o traición.