Se habla de la tragedia griega, pero la tragedia griega es la de Europa. La tragedia griega está regida por la mano del destino, expresada por el coro, que hace ilusoria la voluntad de los protagonistas (aunque aquél pese más en Esquilo que en Eurípides). La cultura griega ha modelado en gran parte la de Europa, y en nuestro espíritu tiene enorme peso la ineluctable voluntad del destino, de la que intentamos sacudirnos con un empeño denodado en creernos libres, y dueños de nuestro futuro. El destino es simplemente el carácter, modelado por la historia, y la de Europa es la de sus enfrentamientos, guerras y episodios de paz más o menos precarios. En la mitología, Europa fue seducida por Zeus, que tomó forma de toro y la raptó. Lo más parecido hoy a Zeus son los mercados, pero los dirigentes económicos saben tan poco de historia como de mitología, y creen que las cosas ocurren en tiempo real.