Actualmente es noticia la grave sequía que estamos sufriendo en la península Ibérica, con registros estratosféricos por lo bajos que son en gran parte del país. Tan sólo ha llovido 25 mm desde principio de año en Almería, 65 mm en Cáceres y 197 mm en Girona. Estos datos de precipitación nos hacen pensar en una de les sequías más intensas de los últimos 20 años como mínimo. La climatología estudia la atmósfera igual que la meteorología, pero lo hace a través de métodos propios, aunque algunos compartidos con la ciencia hermana. Así se analizan las sequías desde un punto de vista estadístico a través de índices, tales como el índice estandarizado de sequía, el de anomalías pluviométricas acumuladas, el de Palmer, etc. Pero también se puede prever si tendremos una sequía a través del análisis de las teleconexiones climáticas, que se pueden definir como las relaciones que hay entre el tipo de tiempo de unos lugares del planeta con otros remotos teniendo en cuenta los tipos de patrones sinópticos. Actualmente estamos en una fase de la Niña caracterizada por unas anomalías térmicas negativas de la superficie marina en la parte oriental del océano Pacífico sur, ante las costas de Perú. Cuando tenemos la Niña se producen diversas alteraciones en el clima de nuestro planeta; así, mientras en el este del Pacífico hay un incremento de las sequías, en cambio, en el oeste, Australia e Indonesia las precipitaciones son más intenses y hay inundaciones. Este año tenemos una sequía importante en España, pero también en Estados Unidos. Ambos países se encuentran en latitudes medias, por tanto podemos afirmar que debe haber alguna explicación para estas coincidencias. Podemos decir que este año frecuentan más que otros años los anticiclones de bloqueo en latitudes medias, mientras que las depresiones que nos dan las lluvias quedan encalladas en los océanos ya que no pueden avanzar a causa de las altas presiones continentales, así no penetran en tierra firme, por eso las precipitaciones son más escasas de lo habitual.