Este año, en el que se cumplen 125 años de la fundación de la Cámara de Comercio de Valencia, 2 de enero de 1887, traigo aquí unas notas sobre mi colaboración en el monográfico editado a tal efecto por «La Cámara», para conmemorar dicha efemérides, en las que recojo mi positiva experiencia, en la citada institución, durante los años 70.

La actuación de la Cámara de Comercio de Valencia, bajo la presidencia de José Antonio Noguera de Roig, y la secretaría general de Vicente Segura, durante los años en los que yo tuve la fortuna de trabajar con ellos, 1972-84, representó un intento aperturista y renovador anterior a la llegada de la democracia, llegando a aprobarse por el Pleno corporativo un texto reivindicativo de nuestro futuro, Estatut d´Autonomia.

Se establecieron lazos con la recién creada Facultad de Ciencias Económicas de la Universitat de València, y sus estudiantes y recién licenciados. Muchos de ellos accedían a consultar las colecciones bibliográficas en la Biblioteca de la Cámara y a mantener contacto con un recién creado Servicio de Estudios dirigido eficazmente por Antonio Rico €quien sería más tarde secretario general de la propia institución€ en el que participaban, entre otros, Joaquín Mafé y Francisco Mas. Se editaron conjuntamente, por los Servicios de Estudios de las Cámaras de la región, memorias explicativas de la evolución de la economía, estudios de coyuntura e informes de estadística, recogidos en la «La región exporta».

El espíritu liberal y europeísta de las Cámaras se puso también de manifiesto en las colaboraciones con las que se contaba en las publicaciones realizadas. Entre otros, Pedro Solbes, Manuel Sánchez Ayuso o Lluís Font de Mora. El Consejo Regional de Cámaras coadyuvó asimismo al ingreso de España en la Unión Europea, analizando las repercusiones de la adhesión, en el estudio realizado para el Ministerio de Relaciones con las Comunidades Europeas, ocupado por Leopoldo Calvo-Sotelo, sobre el «Impacto en los sectores industriales valencianos por la incorporación de España a la Comunidad Económica Europea. El caso del País Valenciano».

Las Cámaras valencianas fueron pioneras en la apertura del comercio exterior. Auxiliaron a las empresas en su salida al exterior, organizaron misiones comerciales, crearon la Agrupación Regional de Exportadores de Trasformados Metalúrgicos (ARVET), y, en concreto, en la de Valencia se constituyó el primer Club del Exportador Industrial de España. Igualmente, convocaron, en su momento los Premios de la Exportación, que luego ampliarían su contenido, hacia otros sectores y actividades, convirtiéndose en los Premios Cámara, otorgados en la Noche de la Economía Valenciana.

Asimismo en el comercio interior, las pymes, han tenido siempre en las Cámaras un fácil interlocutor para adecuar el pequeño comercio, a las exigencias de la modernización y la globalización. En la industria, las Cámaras, colaboraron, desde siempre, en el desarrollo de los diferentes sectores tradicionales y emergentes, y, en particular, en el caso de la de Valencia, participando a través del Instituto de Promoción Industrial (IPI), en la atracción de inversión extranjera, por ejemplo, en el caso de la Ford, al facilitar los trámites requeridos para la instalación en nuestra tierra de la empresa norteamericana y en los trabajos para la ubicación y reconversión de la IV Planta Siderúrgica en el puerto de Sagunto.

También en la navegación, las Cámaras valencianas fueron pioneras en concebir el desarrollo del transporte marítimo, al igual que el combinado, funcionando, con éxito, en la de Valencia, un activo Consejo Local de Usuarios del Transporte Marítimo (CLUTM), presidido por José Belenguer Llaneras, que colaboró con el presidente de los agentes de aduanas, Jaime Boira; y consignatarios Francisco Roca Monzó, para dotar de unas magníficas instalaciones al puerto de Valencia, y negociar, al mismo tiempo, los fletes, con los navieros, en las mejores condiciones para los usuarios.

Y así podríamos seguir y poner en valor toda la actividad de las Cámaras en su fructífera historia, a través del Consejo Superior, la oficina en Bruselas, la Asamblea de Cámaras de la antigua Corona de Aragón o la Conferencia Permanente de Cámaras del Noreste de España y Sureste de Francia, COPEF.

La Cámara de Valencia, en los años 70, cumplió brillantemente su papel, y confiamos que las Cámaras hoy mantengan su funcionamiento ejemplar en el ejercicio de las nuevas funciones de servicio público que se les encomienden, conforme a las exigencias de la nueva situación económica, manteniendo su valiosa aportación a los intereses generales de nuestro país y, en concreto, de la economía valenciana.