El Consell ha solicitado al Gobierno en lo que va de año 12.629 millones de euros, casi la totalidad del presupuesto de las arcas públicas valencianas, cifrado en 13.000 millones. El enorme volumen dinerario indica la delicada situación de las cuentas de la Generalitat, que ha debido recurrir a cuantos procedimientos ha activado el Gobierno central para paliar agujeros, deudas y asegurarse alguna liquidez. Los métodos usados -los que ha instrumentado el Gobierno- a través del ICO o del Fondo de Liquidez son lo de menos. De hecho, los 3.500 millones pedidos al fondo de rescate „y los mil «extra» que citó ayer el presidente Fabra„ aún no han llegado a la Comunitat. Los otros, en torno a los 8.000, sí que han servido para estabilizar por momentos las arcas públicas. Con los mercados financieros cerrados, sin apenas ingresos „la caída se sitúa en niveles inéditos„ y con una financiación autonómica negativa „cuyo desequilibrio supone una pérdida de aproximadamente mil millones al año respecto a otras autonomías„, la única posibilidad es la de recurrir al Gobierno en busca de ayuda. Ayer el presidente Rajoy señaló que sabía qué autonomías se acogerían al fondo de rescate y citó a la Comunitat Valenciana y a Cataluña. El modelo productivo dirigido al ladrillo, frágil e inconsistente; la escasa financiación del Estado, muy perjudicial; y un gasto descontrolado en torno a una administración sobredimensionada aliada con la política evanescente de grandes atracciones han alimentado las flaquezas actuales. Las consecuencias están a la vista.