La extrema derecha europea y española repta como una serpiente. Lo hace en mitad de esta crisis económica y política en despachos oficiales, en convenciones internacionales y en las calles para captar a los ciudadanos desencantados y enfurecidos con su clase política. Ejemplos son Plataforma per Catalunya, que se acaba de reunir en Chipre para participar en el encuentro anual de la Alianza por la Libertad de Europa junto con la lideresa Marine Le Pen, o los patriotas de España 2000, que lo harán en Francia en la convención identitaria organizada por el Bloque Identitario francés.

En Chipre, mientras el secretario para relaciones internacionales de Plataforma mueve ficha con los miembros de la comisión del Parlamento Europeo, Anglada, acompañado por eurodiputados de su familia política belgas y holandeses, recauda apoyos de toda clase de su particular alianza para la campaña electoral del 25N, donde las encuestas le otorgan la posibilidad de entrar en la cámara catalana con tres escaños, tras la prevista caída del Partido Socialista de Catalunya y Solidaritat. Además de anunciar que la estrella del acto final de campaña en Barcelona será la ultra y moderna hija de Le Pen. Mientras, roba los votos a CiU y ataca a Artur Mas por dejar «colonizar» Cataluña por los moros y reírles las gracias a los radicales islamistas.

España 2000 celebrará su cónclave en la francesa Orange en noviembre con el Bloque Identitario Francés y sus homólogos con el lema «¡Dirección Reconquista, nos vemos en Francia!» Esta ramificación de la serpiente procede de esa nueva derecha francesa e identitaria que se opone al mestizaje, defiende a la raza blanca y a la herencia europea, atacando permanentemente a los inmigrantes, especialmente islámicos. Mientras, aquí convocan manifestaciones populistas apelando al valencianismo anticatalanista „de ahí su enemistad con Anglada„ y la unidad nacional ofreciendo flores a ese Cid Campeador que tanto veneran por sus derramamientos de sangre mora.

Seamos realistas, las cabezas rapadas, las esvásticas... se han enterrado y maquillado con trajes de chaqueta y corbatas. Como en Cataluña, que es y será el laboratorio donde la nueva extrema derecha demuestre su fuerza. Eso sí, en la Comunitat Valenciana dejamos que tanto en las cloacas como en la superficie más glamurosa e institucional actúen partidos y movimientos como España 2000, cuyo máximo ideólogo, Ernesto Milà, niega el nazismo del partido griego Amanecer Dorado y afirma que es «nacionalista y social». ¿No se habrá equivocado en el orden de las palabras? ¿No habrá leído el ilustrado Milà los ataques de los militantes de este partido a inmigrantes y a homosexuales en un mercado o la agresión de un dirigente neonazi a dos candidatas a diputadas en un debate en televisión? Sin olvidar su distribución de la Revista de Historia del Fascismo en la que el negacionismo y la adoración por el Reich es una constante. Si éste es el reflejo que tiene España 2000 en Valencia y en el resto de España por donde se expande, debemos replantearnos el límite de la legalidad de nuestros partidos políticos y, sobre todo, actuar para que en las Corts Valencianes, dinamitadas por una derecha dirigida por un president acreedor de las políticas desintegradoras de España 2000 y cargada de imputados no le regale sus votos o incluso alguno de ellos se una a la causa: ¡a un paso está más de uno o una!

Investigadora en Derechos Humanos e Inmigración. Universitat de València.