El grave retroceso del PSOE en Galicia y Euskadi resulta tan dramático para la preservación del modelo de Estado como las mismas proclamas soberanistas. No es sólo que el PSOE esté siendo borrado del mapa, es que, al ocurrir esto, el mismo mapa de España puede difuminarse. Ésa es ahora la gran cuestión, no el desflecamiento de una posible alternativa de izquierdas en el modo de afrontar la crisis. A fin de cuentas, y aunque duela, esa alternativa hoy no existe, y en el caso de que fracase el plan de Rajoy o, si se quiere, de la troika, la respuesta la dará más la calle que el discurso político. En cambio, el desmontaje del modelo de Estado sólo podría ser frenado desde una posición fuerte de los partidos españolistas. Ahora, el PP se verá más solo ante el peligro en Euskadi y, seguramente, en Cataluña. El PSOE paga tantos años de política territorial confusa, torpe y contradictoria.