La necesidad de incrementar los ingresos para alimentar las exhaustas arcas públicas ha provocado que al cierre del año la Generalitat haya aprobado nuevas tasas que gravarán algunos de los servicios públicos básicos a partir del próximo 1 de enero. Entre ellas destaca la medioambiental sobre la producción de energía eléctrica „a la que previamente había renunciado„ y una nueva sobre la eliminación de residuos en vertederos. Teóricamente, ninguna de las dos „ni tampoco otras establecidas por el Gobierno central , como, por ejemplo, la que gravará la energía de origen nuclear„ se aplicarán al ciudadano, puesto que se cargarán a las empresas. Sin embargo, es previsible que éstas terminen por repercutirlas en los recibos de los consumidores.

Con la tasa establecida por la Generalitat, los valencianos pagaremos más cara la electricidad que los habitantes de otras comunidades autónomas donde sus gobiernos no la hayan implantado, como ya ocurrió en su momento con el denominado céntimo sanitario sobre los carburantes. Pero resulta especialmente sangrante la nueva carga sobre las basuras, sobre todo si se tiene en cuenta que el recibo por este servicio en el área metropolitana de Valencia ha subido un 200 % en el último año, principalmente por culpa de la polémica Tamer. La Administración recurre una vez más a la vía fácil de encarecer tasas e impuestos indirectos para aumentar la recaudación, lo que termina por castigar siempre más a los usuarios y familias con rentas menos favorecidas, que no pueden prescindir de esos servicios básicos.