Fomento ha desestimado por dos años más, la supresión de los servicios ferroviarios de media distancia que se prestan en nuestra comunidad. Depende ahora de Renfe la continuidad de los mismos. La carretera se lleva en torno al 80% de los desplazamientos en nuestro país. En los últimos años se ha intentado revertir esta situación pero lo único que han conseguido Renfe y Fomento es restar viajeros al avión mediante la implantación de una carísima red AVE que ha propiciado el abandono de esas líneas ahora en peligro de cierre, y sin conseguir apenas restar a la carretera (la verdadera cantera de viajeros). Creemos que la única manera de «crecer» que tiene el ferrocarril es restando viajeros a la carretera. Y el ferrocarril convencional puede competir si reúne una serie de condiciones. Una de ellas es la disponibilidad de infraestructuras equiparables a las que se han generado en los últimos 30 años para la carretera. Se han construido autovías junto a vías de tren decimonónicas que no han sido capaces de competir en tiempos de viaje. Ejemplo de ello es el corredor Sagunt-Teruel. Así pues, las líneas de media distancia se enfrentan con un reto de partida: competir con la carretera a partir de infraestructuras peores. Además, la industria del automóvil lleva tiempo ofreciendo modularidad para ganar clientes: coches que se adaptan a las particularidades del comprador (la familia numerosa, con perro, con bicis€)

El ferrocarril si quiere, puede ofrecer lo mismo. La otra ventaja de la carretera, el puerta a puerta, sólo se puede conseguir mediante la intermodalidad, especialmente con el vehículo más puerta a puerta inventado: la bicicleta. La intermodalidad es básica para ganar cuota de mercado pero para Renfe parece no existir la intermodalidad bici+tren que sin embargo, tiene una capacidad de crecimiento nada desdeñable: En Holanda se producen 25.000.000 anuales de combinaciones bici+tren y en Alemania se llega casi al millón. Muchas compañías ferroviarias de Europa consideran que esta intermodalidad es positiva para el negocio. En los Países Bajos se ha calculado que la red de itinerarios ciclistas de larga distancia genera 7.000.000 € anuales, generando ingresos en el medio rural comparativamente superiores al que genera el turismo en automóvil. Por ello en España se impulsó la red de «vías verdes» sin que paradójicamente se haya potenciado esta intermodalidad. Cierto es que en España no hay esa cultura centroeuropea de la bicicleta pero como ya estamos viviendo con la bicicleta en las ciudades durante este último decenio, también se está dando en el cicloturismo. En Centroeuropa saben muy bien que el cicloturismo es el «esquí» de la temporada de verano, por eso sus trenes están acondicionados para esquís en invierno y bicicletas en verano. Entre la CV y Aragón tenemos una vía verde paralela a un corredor ferroviario que ha estado a punto de cerrarse por su poco uso. Trenes vacíos que sin embargo Renfe nunca ha querido adaptar (a pesar de nuestras reiteradas peticiones) a la demanda existente de usuarios con bicicletas. Tenemos dos años más por delante y creemos que Renfe debería replantearse muchas cosas, como la intermodalidad con taxis rurales y la bicicleta.

Col·lectiu València en Bici-Acció Ecologista Agró