En plena época de recortes de gastos y de ajustes de personal en la Administración y empresas públicas, la Autoridad Portuaria de Valencia mantiene una serie de partidas y gastos suntuarios difícilmente compatibles con esa política de austeridad. Tal como hoy desvela Levante-EMV, el organismo presidido por Rafael Aznar mantiene un palco VIP en el Palau de les Arts por 90.000 euros anuales. Que se suman, por ejemplo, a los 200.000 al año que cuesta el mantenimiento del yate que compró en 2007 con ocasión de la Copa del América y con el que, entre otros fines, muestra las instalaciones portuarias a visitantes institucionales, clientes o posibles inversores. Asimismo, no repara en gastos para agasajar a sus invitados, como los 875 que disfrutaron a sus expensas de la prueba de Fórmula 1 en 2010 y para los que contrató dos ágapes cuya minuta ascendía a más de 43.000 euros. La transparencia no ha sido históricamente el principal atributo de la gestión económica de la autoridad portuaria, cuyas licitaciones de obras, por ejemplo, tienden a concentrarse en un reducido número de empresas con vasos comunicantes, como vino a evidenciar, por ejemplo, en su momento, el fichaje del ex director general, Fernando Huet, por la constructora Cyes, una de las principales adjudicatarias, aún hoy, del puerto. La APV no puede quedar al margen de la exigencia de austeridad y transparencia en la gestión que el Consell afirma impulsar en la Administración autonómica; y el Ejecutivo autonómico tiene mucho que decir: no en vano nombra al presidente.