En enero de 2010, tras reunirse Bill Gates con Paco Camps, nada más y nada menos, se decidió, que el emplazamiento del Centro Mundial de Innovación Tecnológica Sanitaria de Microsoft en España fuera el Hospital de Torrevieja. En abril, y acompañado de sus correspondientes maquetas, se presentó en el propio recinto sanitario y el jefe del Consell anunció el arranque inminente. El primer paso se registró meses más tarde. Ribera Salud, principal socio de la gestión privada del centro de acogida, prescindió de la directiva que abrió el invento en 2006 y del responsable de sistemas informáticos. Tiempo después, uno de los pilares financieros del proyecto, representado por Modesto Crespo, entró en convulsión y lo que queda del pilar es perfectamente descriptible en cuatro letras: nada. Más o menos lo que queda de Camps, pregonero mayor de una venta hecha a fin de reequilibrar la Comunitat Valenciana. De esta herencia recibida, el último al que se le oyó hacerse eco fue al exconseller del ramo del dolor, Luis Rosado, quien dijo que lo de Microsoft lo que estaba era parado, convirtiéndose así en todo un especialista en medicina intensiva que, por no lograr, no logró ni sobrevivir a su gestión.

El único de los protagonistas que sigue en el sitio que estaba de momento es Bill Gates. Hernández Mateo, superviviente nato hasta hace nada, llegó a asegurar, sin embargo, que el exdirector del hospital sería el gerente del Centro de Innovación y el equipo de gobierno del pepé incluyó el fueraborda tecnológico en su programa de las municipales de 2011 como si ya funcionara. En cambio, cada vez que se le pregunta por la materia al actual alcalde Dolón dice estar pendiente de una reunión en Valencia. Qué mala suerte, con lo fácil que resulta para su equipo tirar de móvil. En fin, la verdad es que, desde el anuncio, la historia ha sido un ejemplo. Pero sin fardar, que tampoco es conveniente.