Después de perder no años sino décadas y no construir el corredor mediterráneo ferroviario cuando había dinero, el Partido Popular juega a pillar al PSOE en un renuncio, primero en el Congreso y ayer en las Cortes. Los socialistas, bajo cuyo mandato se produjeron decenas de miles de desahucios sin que se les moviera un músculo, alzan la voz ahora junto a plataformas y otros gallos de la oposición intentando obtener alguna ventaja política, por no hablar de la batalla para que las Fallas y las Hogueras paguen menos IVA en sus monumentos. Todo ese debate estéril debilita la imagen del político en un momento en que esta actividad está más que necesitada de paladines. Los ciudadanos no son tontos, y reclaman cambios también en esas liturgias endogámicas que proliferan estos días por falta de dinero para actuar o de ideas para convencer, que no sabe uno qué es peor.