Haber vivido una lejana infancia de larguísimos veranos en pleno campo, a varios kilómetros de la población más cercana, nos ha proporcionado a quienes tuvimos esa suerte un poso entrañable de recuerdos que fusionan sonidos, colores, aromas y voces. Con las imágenes imborrables de seres pegados a la tierra, que conservaban todavía, no sólo giros y modismos de un valenciano ancestral, sino gran parte de la vestimenta usual de nuestro pueblo desde mucho tiempo atrás.

Recuperar esos tesoros, que desde 1975 viene siendo empeñada tarea del grupo Alimara, ha dado frutos magníficos para nuestro patrimonio intemporal, y también se ha materializado en importantes libros que nos muestran tal como éramos en el vestir, en el trabajo, en la fiesta. Salvador Mercado, alma de Alimara e infatigable investigador, ya publicó un primer volumen, La dona al segle XVIII, consagrado a la indumentaria femenina. Ahora, cuatro años después, aparece la segunda entrega: L´home al segle XVIII, que amplía sus páginas a La faena de l´home i de la dona als segles XVIII i XIX. Es un libro fantástico, cuidadosamente editado por Denes, en el que Mercado estudia a fondo el vestuario y su relación con usos y costumbres, bien apoyado en referencias históricas, documentos, obras literarias, coplas y transmisión oral. Todo con cautivadora amenidad, alternando fotografías y significativas reproducciones de pinturas y grabados.

Nuestra histórica Universidad, en su Aula Magna, fue escenario de la presentación del libro, conducida por Alfons Cervera. El autor de las fotografías, Andrés Jarque, aludió afectuosamente a su predecesora en el volumen anterior, la inolvidable Marita Sempere. Intervinieron seguidamente Didín Puig, unida a Alimara («aunque no baile», dijo) desde sus comienzos y Vicent Torrent, uno de los fundadores de Al tall, que resaltó las actuaciones conjuntas de los dos grupos y el trabajo de ambos en pro de nuestra tradición cultural. También Carmen Alborch, autora del expresivo prólogo del libro, evocó viajes y momentos vividos con Alimara, subrayando la indagación y entrega de Salvador Mercado. Fernando Delgado («¿Qué hace un canario como yo metido en una tarea como esta?», exclamó) quiso explicar su implicación por la amistad persona , traducida en un chispeante diálogo con Mercado, que sirvió para profundizar aspectos de la indumentaria y sus conexiones sociales. Como bien dijo Delgado, «sin los cimientos de la memoria no somos nadie. Ni como pueblo ni como individuos. Ni vestidos ni desnudos».

Y después, la fiesta. El claustro de La Nau se llenó de música y danza cuando la rondalla y miembros de Alimara entraron en calor, haciendo que se sumaran a sus bailes no poco espectadores.

«La ballaora quan balla

sempre mira al ballaor,

si li penja o no li penja

la punta del mocaor»