No me gustaría tenérmelas tiesas „económicamente hablando„ con las monjas de la Congregación del Sagrado Corazón de Godella. Jugarse los cuartos con las hermanas es un ejercicio harto arriesgado. Que se lo digan, si no, al ayuntamiento de esta localidad que intenta negociar con esta orden religiosa el pago de 16 millones de euros para cumplir una sentencia por la expropiación de un solar. El consistorio, que es obvio que no tiene tal cantidad de dinero, quiere llegar a un acuerdo para pagar en especie, es decir en solares. Pero las monjas no ceden ni un ápice y quieren los 16 millones, uno encima de otro. Seguramente para crear innumerables comedores sociales para la gente necesitada, ayudas para los más pobres, becas de estudio y un largo etcétera que el espacio me impide relatar. En el caso de que las recetas de Luis de Guindos no surtan efecto y Mariano Rajoy quiera darle un golpe de timón a la economía española, no estaría mal que se fijara en tan eficientes servidoras del prójimo. Nada que ver con aquella ingenua Sor Citroen.