Aunque sea reiterar un discurso que los españoles tienen plenamente asumido, después de años de lucha contra la violencia machista, es importante subrayar que este fenómeno se produce en todas las esferas sociales y sin discriminación alguna. Así, casos de personajes famosos relacionados con este problema, y que han aparecido recientemente en los medios de comunicación, nos demuestran que estamos ante una lamentable realidad que no conoce de clases y sobre la que debemos seguir alerta.

El coleccionista de arte Saatchi, quien tras la publicación de unas incontestables fotografías ha admitido que agredió a su esposa, o la cantante Alexandra Stan, que en un principio negó los hechos y finalmente ha tenido que reconocer la brutal paliza que le había propinado su novio, son algunos de los ejemplos que hemos conocido recientemente. Junto a esos casos, la concentración en las últimas semanas de un elevado número de muertes en nuestro país ha situado a la violencia de género y las posibles reformas legislativas en el centro del debate político.

No cabe duda de que cualquier propuesta que suponga una mayor protección para la víctima, un fortalecimiento del sistema asistencial existente o una profundización en las medidas contra los agresores, deben ser siempre valoradas con optimismo. Sin embargo, no serían deseables aventuras reformistas sustentadas en cuestiones políticas y no jurídicas, como pretenden algunos sectores. De este modo, resulta imprescindible exigir que todas ellas se vertebren en torno a la legislación existente, sin desmerecerla y sin abrir estériles polémicas sobre la virtualidad de la Ley Orgánica 1/2004 de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género.

España es uno de los países que ha luchado de una forma más efectiva y adecuada contra la violencia de género en los últimos años, siendo reconocidas muchas de sus iniciativas a nivel internacional. Nadie puede pretender que esta ley modifique de inmediato una concepción machista de las relaciones hombre-mujer, y confirmando que sus resultados sólo se conseguirán a medio y largo plazo, es imprescindible seguir trabajando en los ámbitos educativos, preventivos, sociales y aquellos que doten de mayor visibilidad, puesto que sólo así conseguiremos ir desterrando esta lacra social.