Siempre nos han dicho desde que éramos niños, que «un pequeño gesto puede cambiar el mundo». Por mi propia experiencia, creo de verdad que esta manera de ver y entender la vida realmente funciona. En este momento en que vivimos, han surgido muchas acciones solidarias para tratar de contrarrestar las dificultades de los que más sufren, que ponen de relieve la gran calidad humana que tiene la sociedad.

El otro día, al comprar el pan, entre las monedas del cambio había una moneda extraña. Era como de plástico trasparente, con una etiqueta que decía: The Social Coin. Miré al tendero con asombro, pero antes que de pudiera balbucear algo él me dijo:

„Yo te la regalo, pero debes seguir la cadena.

Al llegar a casa, lo primero que hice fue ir al ordenador para informarme. Poco a poco, leyendo su página web, entendí realmente qué tenía en mis manos: una moneda social. Me informé cómo había nacido esa iniciativa. Liderada por unos jóvenes diseñadores, esa moneda se había convertido en todo un referente europeo de expendeduría social. Esos jóvenes fabrican y distribuyen monedas sociales que simbolizaban acciones desinteresadas. Con ello pretenden extender buenas acciones entre la ciudadanía, para así poder, con pequeños gestos, trasformar el mundo.

La iniciativa hace tiempo que se ha lanzado, generando y creando una cadena de favores que se ha ido extendiendo por todo el mundo a través de estas monedas. Después de 3 meses, la cadena que ha seguido cada moneda se cierra, y es el momento de plantarla. Dentro lleva una semilla de que brotará una planta, dejando constancia del fin de esa cadena.

Estaba fascinada. Ahora con esa moneda en mi mano, tenia un buen motivo para ayudar. ¿Pero como funcionaba? Seguí leyendo: la historia de cada moneda empieza cuando una persona la recibe, como yo en este caso. Entonces, uno debe proponerse una pequeña acción solidaria. No hace falta que sea algo difícil, sino tan solo un gesto altruista, algo sencillo que pueda realizarse en poco tiempo y que con ello pueda ayudar a otra persona. Seguidamente, debe introducir en la web de Social Coin el código que tiene inscrito la moneda y una vez realizada la buena acción, pasar la moneda a la persona beneficiada, de forma que la así la cadena siga. Hay historias de muy distintas buenas obras, de gestos que nacen en el corazón. Y todos con un solo motivo: ser proactivos hacia los demás, dar sin esperar nada a cambio para así ser un eslabón en la cadena de favores.

Al contrario de las otras monedas, lo importante es desprenderse de ella lo antes posible mediante una buena acción, para conseguir que se realicen el máximo número de favores que mejoren la vida de todas las personas.Miré de nuevo la moneda que tenía en mi mano. Debía pensar como podría contribuir. Al día siguiente, el destino me dio la oportunidad de poder dar la moneda a otro. No fue algo premeditado, sino que como estaba en la onda del dar, me fue fácil. Volví para casa pensando en cómo llena de felicidad dar sin esperar nada a cambio. Uno se siente mejor con uno mismo y se reconcilia con el mundo. Al cabo de unos días introduje el código de mi moneda, y supe que la cadena de favores la había llevado de viaje por tierras italianas. La moneda seguirá su curso y, al final de su recorrido, volverá de nuevo a la tierra, para que de su semilla nazca un rosal.