En 2010, RTVV encargó un plan de viabilidad para el ente público que costó 180.000 euros. Después, adjudicó un informe por otros 125.000 euros para que precisara de qué manera se podía ejecutar el ERE, que acabó afectando a 1.198 trabajadores de RTVV y sus sociedades, Canal 9 y Ràdio 9. Dos de cada tres empleados ya han sido despedidos. Los que quedan deberían estarlo a finales de este mes. Tras este angustioso proceso, que lleva prácticamente tres años en marcha -aunque se cumpla esta semana un año de la aprobación del ERE-, los nuevos responsables de RTVV, con Rosa Vidal al frente, cayeron en la cuenta de que no se puede hacer una televisión sin técnicos y que es imposible evitar el fundido a negro en la tele y el silencio en la radio autonómica si no se dispone de personal suficiente. Cabe significar que el área técnica de RTVV ha sido la principal afectada por un ERE, que ha reducido la plantilla inicial de casi 1.700 trabajadores a apenas 400. Así las cosas, el último Consejo de Administración de RTVV certificó la «repesca» de 190 técnicos para evitar el apagón. Sea como fuere, lo que no parece de recibo, tras los masivos despidos, es que Canal 9 dispare los costes para remozar la imagen de los informativos en 300. 000 euros. Es lo que va a costar el nuevo plató que se prepara. Desde RTVV se asegura que se están ajustando las cifras al mínimo y que el presupuesto está muy por debajo del de otras épocas. Cierto. Pero la etapa que vive RTVV, con mil despidos, no tiene equivalencias. ¿No se podía mantener el mismo plató con el mismo decorado? ¿Era necesario transformarlo para cambiar la «imagen» y gastarse casi 120.000 euros en 30 pantallas? La única imagen que puede dar Canal 9 es la de la sobriedad y la modestia, si quiera por respeto a los empleados despedidos.